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Mostrando entradas de 2007

DULCE ESPERA

Felisa Sanz de Moreno Te esperaba en la orilla de los siglos inmóvil, sin prisa ni medida de tiempo ni distancia, Te esperaba en el verso, leyendo a mi tristeza, Y en mis brazos abiertos resbaló la mañana. Te esperaba sumando encuentros por sorpresa. Te esperaba en la orilla del silencio sentada y vi que por el Orbe ibas tú peregrino y entre todas las voces mis ojos te escuchaban, La espera de milenios navegó por mis brazos Y sentí la caricia de tu luz en mi cara. Tus ojos me leyeron el verso que no escribes Que de labios adentro se hizo toda palabra, y sentí que la fuente de la vida tenía un ruido soñoliento de amor entre sus aguas, Y mis pies se mojaron en la prisa y la angustia que pesan en la "carne" al hombre de mi tiempo, y vi llegar tu risa a mi abrazo cansada. Y me dolió en la mente tu ancestral lejanía; Y me dolió el trabajo que suda tus espaldas. Y me dolió en la frente el número y la firma Y mis ojos se hicieron amor en la distancia. Y me dolió en los hombros tu am

MITOS

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LEYENDA DEL DIOS DE LA PORCELANA [1] ¿Quién fue el primer hombre que descubrió el secreto del caolín y del petum-tse? ¿Quién descubrió la virtud del fino polvo que se convierte en cristalina piedra blanca como la nieve de las altas montañas? ¿Quién descubrió el arte divino de la porcelana? Sí, fue PU, el hombre hecho dios que han adorado por siglos los alfareros chinos. Fue PU el Dios de la Porcelana. A decir verdad, el Genio de los Hornos de las tierras cocidas existió mucho antes. Cinco mil años hacía que el Emperador Amarillo había enseñado a sus súbditos el arte de modelar con tierra hermosos jarrones y cocerlos en el fuego que mantiene vivo el Genio del Horno. Dos mil años después nació PU, el hombre que el Señor de los Cielos destinó a convertirse en el Dios de la Porcelana. Todavía se conservan y se adoran las obras que el genio de PU dejó para inspirar el trabajo de alfareros y ceramistas que guardan secretos del arte maravilloso. Y son como reliquias las que PU dejó, por

LOS AUTODIDACTAS Y LA LECTURA

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(Martyn Lyons, Londres, 1998) La cultura literaria de los autodidactas era muy particular. Aunque sus primeras lecturas fueran eclécticas e indiscriminadas los autodidactas tendían a imponerse una severa disciplina. Thomas Cooper se avergüenza levemente al recordar que "a menudo me desviaba hacia la miscelánea", refiriéndose a autores como Disraeli y Boswell, relatos de viajes y el London Magazine. Como afirma con elocuencia la autobiografía de William Lovett, el objetivo del autodidacta era triple: pan, conocimiento y libertad. La mejora de uno mismo -material, moral e intelectual- constituía un objeto muy exigente. Requería una gran aplicación y capacidad de sacrificio. Había que reservar tiempo para adquirir conocimientos, ahorrar dinero para la compra de libros, sacrificar horas de sueño, en ese impulso guiado por un ferviente deseo por leer y saber más. La lectura era un instrumento imprescindible de la autoformación y el autocontrol. La lectura del autodidacta era una

ANTOLOGÍA POÉTICA

REIR LLORANDO Juan de Dios Peza Viendo a Garrik —actor de la Inglaterra— ­el pueblo al aplaudirlo le decía: —Eres el más gracioso de la tierra, y el más feliz… Y el cómico reía. Víctimas del spleen, los altos lores en sus noches más negras y pesadas, iban a ver al rey de los actores, y cambiaban su spleen en carcajadas. Una vez, ante un médico famoso, llegóse un hombre de mirar sombrío: —Sufro, le dijo, un mal tan espantoso como esta palidez del rostro mío. Nada me causa encanto ni atractivo; no me Importan mi nombre ni mi suerte, en un eterno spleen, muriendo vivo, y es mi única ilusión la de la muerte. —Viajad y os distraeréis. —¡Tanto he viajado! ­ —Las lecturas buscad. —¡Tanto he leído! —Que os ame una mujer. —¡Sí soy amado! —Un título adquirid. —¡Noble he nacido! —¿Pobre seréis quizás? —Tengo riquezas. —¿De lisonjas gustáis? —¡Tantas escucho!. . . —¿Qué tenéis de familia?