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Mostrando las entradas etiquetadas como Preocupación

Comunicación, paz y trabajo.

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Publicado en La Tribuna Julio 2015 Eugenio de D'Ors escribió: "Una síntesis vale por diez análisis". Estas palabras cobran vigencia hoy ante el bombardeo informativo al que es so­metido el hombre del siglo XXI. Y es que si se hace un inventario de todos los instrumentos de la información, a los cuales acude el ser humano en su cotidianidad, se puede afirmar, con cierta admiración: Nunca antes como ahora dispone el hombre de tantos medios de comunicación. Pero en esa enumeración detallada llamarían poderosamente la atención todos los productos de la nanometría. Artefactos cuyos cuerpos ocupan me­nos espacio y en los cuales se alma­cenan más datos que en aquellos que les precedieron. Además, en ellos se aprecia un aumento de la funcionalidad. Un celular, por ejem­plo, sirve para llamar, calcular, jugar, grabar imagen y sonido, navegar por el ciberespacio, etcétera. Sin embargo, la multiplicidad de los artefactos tecnológicos no asegura por sí misma la comunica...

El día E

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Efraín Gutiérrez Zambrano Publicado en La Tribuna, edición de Abril de 2015 El pasado 25 de marzo, Colombia agregó el día E a su calendario de actividades escolares. Desde el Presidente de la Republica hasta el más humilde de los profesores debían hacer un alto en el camino y dedicarse a reflexionar sobre la calidad de la educación. Y me consta que el primer mandatario lo hizo en compañía de su ministra de educación, pero no fue así en todas las instituciones educativas. Muy temprano pude ver que muchos colegios no se habían enterado del contenido del Decreto 0325 de febrero 25 de 2015, según el cual la jornada pedagógica era obligatoria y los estudiantes tenían un día de asueto más. No quiero entrar aquí a presentar nombres porque cada colegio, liceo o gimnasio y, en particular cada rector, sabe de la seriedad y profundidad con que se abrazó la iniciativa ministerial.    Entre los profesores y profesoras de las instituciones educativas que aceptaron el reto de p...

¿Por qué debemos ser puntuales?

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Desde que estamos pequeños nuestros padres, y luego los maestros, nos insisten en que debemos ser puntuales. El horario de clases es un ejercicio continuo para desarrollar este valor básico y demostrar que somos conscientes del valor del tiempo. El valor de la puntualidad da a nuestra personalidad carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo y ser merecedores de confianza al demostrar que somos responsables. El valor de la puntualidad sólo se  consigue con el esfuerzo y disciplina para estar a tiempo en el lugar adecuado y cumplir nuestras obligaciones: el comienzo de las clases, una cita para un trabajo, una reunión de amigos, un compromiso que adquirimos, un trabajo pendiente por entregar. Ser puntuales demuestra que respetamos al otro y valoramos su tiempo. Nadie tiene el derecho de disponer del tiempo ajeno y mucho menos estropearlo con la impuntualidad. La falt...

Todos tenemos problemas

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La vida de los grandes hombres enseña que todos tenemos problemas porque ellos también los tuvieron y hasta fueron mayores que los nuestros. Si desea comprobarlo revise las biografías de Sócrates, Simón Bolívar, Franklin Delano Roovelt, Hellen Keller, Winston Churchill, Albert Einstein, Tomás Alba Edison, Albert Schweitzer, Ludwig Van Beethoven, Mahatma Gandhi, Marco Fidel Suárez y se dará cuenta que tenían limitaciones como ceguera, sordera, parálisis, sus hogares se habían roto, padecían pobreza extrema, o tuvieron que soportar situaciones tensas y perturbadoras.  Uno se puede preguntar y es bueno hacerlo. ¿Por qué ellos superaron sus problemas y triunfaron? Y es mejor la analizar la pregunta: ¿Cómo lo hicieron? Pero seguramente llegaremos a la conclusión de que cada problema exige una solución particular.   Por eso me concentraré en responder   la primera pregunta donde sólo hay una respuesta: Porque no buscaron excusas que los precipitaran en el fracaso....

El placer de vivir.

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El ser humano tiene entre sus pretensiones principales la vida placentera. Siempre aparece como más atractivo el placer que el dolor. Pero cuando el placer se transforma en la única motivación de nuestras vidas caemos en las profundidades del egoísmo. Las fuentes de donde surge el placer son diversas. Pero para no confundirnos las reduciremos a dos: La satisfacción de las necesidades del cuerpo y las sensaciones y percepciones que origina la realización de nuestros proyectos. La  primera no necesita mayor explicación y basta para conseguir la satisfacción darle gusto al cuerpo y dejar que los sentidos nos lo comuniquen. Una buena cena produce un gozo, pero momentáneo. Luego de unas horas volvemos a sentir hambre. En cambio la satisfacción que produce el deber cumplido, donde la voluntad ha tenido que esforzarse y la inteligencia ha sido probada, deja en el espíritu humano una dicha más duradera. Además, lo que se obtiene sin esfuerzo y sin arriesgar nada poco lo valoramos. Y c...

El miedo nos detiene y esclaviza.

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Miedo es una palabra que solemos sustituir con otras como temor, ansiedad, turbación interna. Con ellas queremos dar a entender un conjunto de sensaciones que nos empequeñecen y detienen para conseguir nuestros propósitos. Pero no hablaremos del miedo como mecanismo de defensa y que todas las especies animales poseen. Gracias a él se reacciona de forma instintiva para evadir o atacar una amenaza que pone en grave riesgo la integridad del ser vivo. Alterada la reacción instintiva se activan los reflejos y el organismo sufre una serie de cambios fisiológicos que dan agudeza, agilidad, fuerzas y destrezas ignoradas. Nos referiremos a ese miedo que a veces se presenta como un hecho aislado y en otras ocasiones se nos viene encima como un peso permanente que nos oprime. En este segundo caso es nefasto porque altera el equilibro de nuestro cuerpo y es la causa de muchas enfermedades cardiovasculares. Sentimos que sudamos, la piel se torna pálida, se altera el ritmo cardíac...

Cuidado con el escepticismo o el dogmatismo

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El escepticismo como el dogmatismo no son sólo posiciones irreconciliables sino peligrosas y poco prácticas para caracterizar nuestra visión personal de la vida y relacionarnos con los demás. Cuando nos dejamos llevar del primero no creemos en nada y desconfiamos de todas las personas. Nos volvemos tan cuidadosos y selectivos que terminamos cayendo en el inmenso mundo de la vanidad y la arrogancia. Sólo lo nuestro tiene valor y nadie es digno de estar a nuestro lado. Si tendemos a ser dogm áticos no aceptamos que puedan existir personas que tengan la razón y caemos en el error de afirmar que sólo nuestras ideas se deben enseñar al mundo. Nos alejamos de la reflexión crítica y si tenemos alguna experiencia desagradable, decimos enfáticamente: nunca volveré a pasar por esta situación; nunca beberé de esa agua o jamás volveré a hacer aquello. Si hallamos algo que nos atemoriza o no entendemos simplemente lo evitamos sin someterlo al examen de la razón. Si se trata de personas d...
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Hoy debes detenerte y reflexionar. 12  de marzo de 2013 Tienes la sensación de que la felicidad  es un espejismo cuando no sabes detenerte a tiempo para contemplarte y valorarte. Te lo pasas corriendo a toda hora como si alguien te fuera persiguiendo. Esa manía de persecución no es más que un síntoma de una grave enfermedad de tu espíritu. Has perdido la costumbre de reflexionar para desarrollar la conciencia y tener la seguridad de escoger el mejor de los caminos. En esa carrera sin sentido vives aturdido y deseas a todas luces acelerar más para evadirte de esa caterva que has formado con tus actos. Son muchas las cosas que acumulas a diario, pero pocas las satisfacciones que experimenta tu alma. Empujas y empujas sin darte cuenta que así no lograrás nada porque lo que no sirve en tu auto es el motor. De tanto hacer cambios equivocados se ha fundido y ahora no tiene la fuerza para llevarte al lugar que añoras. También sabes que si lo abandonas todo y corres hacia ...
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La constante es el cambio   12 de febrero de 2013 A veces nos duele el hígado o la cabeza. Nos ataca un virus o una bacteria. Estamos preocupados o alegres. Los cabellos comienzan a encanecer. La piel se deteriora y arruga. Las fuerzas nos abandonan y entramos en crisis de fe y hasta nos imaginamos situaciones caóticas que nos hacen temblar A veces nos dejan el corazón herido y sin vendas, caminamos impulsados hacia el abismo por el peso de las preocupaciones, nos sentimos alejados de todos, encerrados en nosotros mismos y hasta nos parece que el espíritu se nos enmohece y arrastramos los pies como si no quisiéramos caminar más. Poco a poco nos damos cuenta que lo que nos desmorona, como al castillo de arena cuando la lluvia cae, no son las ingratitudes, decepciones y golpes que vienen del exterior sino el agua estancada en los pozos del ser. Esa quietud comienza por olernos mal y luego sentimos que se pudre y empieza a contaminar el cuerpo y el alma.  Y todo...

Para crecer en armonía se requiere paciencia

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Vivimos en los tiempos de la tecnología y la agitación, pero nuestros cuerpos y espíritus se resisten a dejarse doblegar por las imposiciones de esa vida acelerada que causa tanto estrés. Cuando ataca podemos tener dificultad para concentrarnos, no podemos conciliar el sueño, nos sentimos cansados, perdemos los estribos y permanecemos irritables. Y todo porque se nos olvida que para solucionar los problemas y realizar los proyectos que deseamos ejecutar se requiere paciencia. Recordemos que cuando niños nos tomaba tiempo aprender las lecciones cuyos temas eran importantes y extensos. Necesitábamos mucho tiempo para asimilarlas. Pero conseguimos graduarnos después de  recorrer un divertido y agreste camino de aprendizajes y evaluaciones. Si queremos crecer en armonía y deseamos ayudar a nuestros hijos e hijas en esta tarea difícil para ellos debemos revestirnos de mucha paciencia. Tenemos que hacer que comprendan que somos seres que vivimos conectados a la naturaleza cuyos cam...