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Mostrando entradas de junio, 2013

LAS ÁGUILAS

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El hombre —dice Cándido— tiene dos nacimientos. En el primero, los padres hacen posible el milagro de una nueva vida. El ser humano es incapaz de cortar el cordón umbilical y un adulto lo hace por él. Pierde, en­tonces, la seguridad que le brindaba el vientre mater­no, y expectante ante el mundo, agradece todo el amor que le deparen. El hombre, por su condición de ser bio-espiritual, no puede crecer en armonía desprovisto de amor. Es este sentimiento el que le dará la seguridad en todas las etapas de su vida. Fácilmente, el hijo de Adán sobrevive sin agua y sin alimentos si le prodigan el amor suficiente que lo anime en la inanición. El segundo nacimiento suele acontecer a finales de la adolescencia. Ahora son los padres los que muchas veces hacen imposible el descubrimiento de la libertad. El ser humano desea ser independiente para formar su propio mundo, pero los padres, guiados por un amor ego ísta (no siempre, claro está), pretenden que sus hi­jos no tomen los caminos que

Secretos de los triunfadores

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Prólogo "Aquél que no trabaja por sus sueños... Acabará trabajando para los de otro..." A todos los seres humanos nos preocupa eso que llamamos éxito . Son muchas las definiciones que uno encuentra en los libros de los autores especializados en la materia. Son muchos los que conocedores de la necesidad de normas claras sobre cómo conseguirlo dictan conferencias, publican libros y se afianzan en tratados clásicos, pero sin hacer diferencia en los destinatarios. Y aunque no se necesita edad precisa para lograrlo, si conviene establecer la clase de destinatarios a quienes se dirige un libro. Existen libros para  ser leídos en la niñez, otros en la adolescencia y no faltan aquellos que nos reconfortan cuando los años disminuyen el vigor. En muchas ocasiones nosotros, como maestros e iniciadores  en el hábito de la lectura, alejamos a los niños y jóvenes de ella al señalarles lecturas que no convienen a sus años.   Secretos de los triunfadores, tiene como propósi

¿Por qué debemos ser puntuales?

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Desde que estamos pequeños nuestros padres, y luego los maestros, nos insisten en que debemos ser puntuales. El horario de clases es un ejercicio continuo para desarrollar este valor básico y demostrar que somos conscientes del valor del tiempo. El valor de la puntualidad da a nuestra personalidad carácter, orden y eficacia, pues al vivir este valor en plenitud estamos en condiciones de realizar más actividades, desempeñar mejor nuestro trabajo y ser merecedores de confianza al demostrar que somos responsables. El valor de la puntualidad sólo se  consigue con el esfuerzo y disciplina para estar a tiempo en el lugar adecuado y cumplir nuestras obligaciones: el comienzo de las clases, una cita para un trabajo, una reunión de amigos, un compromiso que adquirimos, un trabajo pendiente por entregar. Ser puntuales demuestra que respetamos al otro y valoramos su tiempo. Nadie tiene el derecho de disponer del tiempo ajeno y mucho menos estropearlo con la impuntualidad. La falta de

EL ESPEJO

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Anoche, cerca de las ocho, C ándido me invitó a to­mar una cerveza. Noté en sus palabras y gestos una gran preocupación, pero no se lo hice saber. Cuando llegamos a la tienda pidió una cerveza y un aguardien­te. (Él sabe que no tomo cerveza.) Me dio un leve golpe en el hombro como diciéndome que le prestara toda mi atención. Saboreó la espuma que rebosaba el vaso y después de una breve pausa comenzó a hablar en voz tan fuerte que todos los presentes tuvieron que escu­charlo. —El mundo es como un espejo, —dijo él—. Sobre la superficie se refleja lo que el hombre es. —Bebió del áureo líquido y continuó diciendo en tono airado sus ideas—. Cuatro de mis amigos murieron hoy. Dos de ellos, maestros de escuela. Los otros, simples acompa­ñantes. Y está bien que uno muera de viejo o porque una enfermedad incurable lo ataque. Pero mis amigos murieron a la luz del día y en la plenitud de su vida pro­ductiva. Y no por voluntad de Dios, sino a manos de os­curos y desconocidos verdugos. No

El hambre genera violencia.

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Hay niños en el mundo que crecen con hambre física y afectiva. Esta carencia les llena de resentimientos y deja en el  alma infantil el sabor amargo del miedo a la muerte provocada. Su ser amenazado no comprende esa carencia y sus ojos expresan la desolación de una lluvia de miradas que lo maldice. Pronto se da cuenta de su impotencia para descubrir una persona, un animal o una cosa que le brinde seguridad, amor, alegría y sobre todo, pan y agua. En esta etapa el ser humano experimenta los dolores y soledades que genera la falta de amor como una distorsión de las expectativas vitales que califica no como carencias del momento sino como amenazas contundentes contra su vida. Amenazas que le propinan los adultos que se hallan a su alrededor viéndole morir sin importarle sus gritos lastimeros o su cuerpo desnutrido. El hambre, en cualquier etapa de la vida, somete al hombre a que se arrastre y humille ante otro para que le tienda la mano y le dé un mendrugo que satisfaga una n

Un libro para tener en cuenta.

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Organizado por la Universidad popular del Cesar y el Grupo de investigación, “La piedra en el zapato”, el segundo encuentro de investigadores del vallenato finaliza hoy en Valledupar. El evento se desarrolla en las instalaciones de la sede Sabanas de la UPC en el auditorio ‘Julio Villazón Baquero’ y cuenta con la presencia de académicos, compositores, intérpretes y público  no sólo amantes de la música vallenata sino interesados en el rescate de la identidad y tradición cultural del pueblo del Valle de Upar. El maestro Adolfo Pacheco, autor de La hamaca grande , fue el homenajeado y quien se mostró satisfecho por el reconocimiento por dedicar su vida no sólo a hacer música vallenata sino también a investigarla. En este certamen de carácter académico, musical y social se destacó el libro de Roberto Montes Mathieu, Maestros del Acordeón que reúne historias de cantantes, músicos y compositores, editado por Collageditores.     Maestros del acordeón reúne un conjunto de crón