¿En realidad, conoces el amor?
¿En realidad, conoces el amor? Contrario a lo que se piensa el ser humano reconoce que los bienes materiales no llenan su corazón. Los placeres y vanidades de este mundo no son la principal motivación de la inteligencia ni la única necesidad del espíritu. Los niños lo intuyen y rápidamente abandonan el juguete que reciben o se olvidan del sabor de la golosina que alguien les obsequia para salir a buscar nuevas emociones que los hagan verdaderamente felices. Recuerdo a un líder espiritual que en uno de sus talleres contó la siguiente anécdota: “Una joven pareja deseaba adoptar un hijo. Fueron a la oficina de adopciones y allí el funcionario los llevó a entrevistarse con un niño que reunía las características que habían señalado en los formularios. Para animarlo, sonrieron y comenzaron a enumerar todo lo que ofrecerían al infante: ropa de marca, novedosos juguetes, una habitación amplia y de colores, e incluso, un perro pequeño, si lo quería. Pero el niño los miraba sin entusia...