Oración del día
27 de agosto de 2022 Padre celestial: Gracias por la vida y la salud. Hoy deseo meditar sobre una etapa hermosa a la que me permitiste llegar. La vejez es la indigencia por excelencia. Como dice el salmo 39: “Todo hombre es un suspiro” Qué ingenuo fui al creer que la vejez nunca me alcanzaría. No imaginé este cansancio, de algunas mañanas, que me invade desde la cabeza hasta los pies. “Me has dado una vida muy corta; no es nada mi vida delante de ti”. Cuando resulta imposible hacer las tareas cotidianas porque me da vueltas la cabeza, uno se vuelve cada vez más dependiente de los demás. Entonces hay que aceptar, minuto a minuto, ese estado de incapacidad que aumenta día a día. Sé que dentro de un año será aún más difícil que hoy. ¡Es duro envejecer sin esperanza y sin salud plena! Nunca se piensa, en los primeros años, que la vejez caerá como la tarde para entrar en la noche. Por el momento lo que debo hacer es abandonarme en tus manos, Señor. Me había preparado para...