El dolor de la separación
Hablar de los hijos es un tema tan escabroso como abordar la temática de la composición estructural de las moléculas del alma. Y que no se tome por sorna o imposibilidad gnoseológica tal afirmación. Lo que suele suceder es que el amor filial actúa como velo pétreo para los padres y con el inexorable paso del tiempo en cataratas para los ojos. Recuerden como Jacob aprovecha la ceguera de su padre para solicitar de él la bendición. Pero como los hijos son el corazón rejuvenecido, casi siempre como padres, terminamos justificando las acciones execrables de nuestros hijos. Sin embargo, y a sabiendas del certero obstáculo, me aventuraré a expresar mi pensamiento. El problema comienza cuando las dos gotas de agua que flotan sobre las hojas del bosque se unen y al caer al suelo resuenan con estrépito. El despecho como el desamor suelen causar mucho dolor al ser humano. El amor por lo general trae dicha, pero al lado de ella suele venir agazapada la desdicha. Pero no se tome lo anteri...