La jauría
Hubo un rey cuyo poder era grande y su prepotencia, aún mayor. Amigo de los perros preparó una jauría de ejemplares salvajes para torturar y asesinar a cualquiera de sus servidores o súbditos que cometiera un error o lo contradijera. Uno de los cortesanos hizo una crítica a su política en salud y al rey no le gustó en absoluto. Ordenó, entonces que el ministro fuera arrojado a los perros. El ministro, inteligente y consciente de su muerte, hizo un esfuerzo, y propuso en pleno consejo, para ganar el voto de la mirada de sus compañeros de corte: "Yo te serví durante muchos, muchos años, y tú ¿haces esto conmigo? Por favor, en honor a los buenos tiempos, dame sólo diez días para ejecutar un proyecto que no he terminado y luego si aún lo deseas podrás entregarme a los perros. El rey meditó y, para congraciarse con los demás cortesanos, se los concedió. En el primer amanecer de esos diez días, el ministro se dirigió al guardia que se ocupaba de los perros y le dijo que lo dejara cuidar...