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Mostrando entradas de marzo, 2013

Perdonar es una necesidad.

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Perdonar puede parecernos una acción sencilla, pero si nos detenemos a pensar en lo que significa este concepto descubriremos que es un proceso complicado. Mas no podemos ir por la vida sin aprender a perdonar si queremos encontrar la alegría y felicidad para nosotros y para los seres que amamos. Chesterfield, Philip S. en su libro Cartas a su hijo escribió: “Los espíritus pequeños y viciosos abundan en cólera y venganza y son incapaces de sentir el placer de perdonar a sus enemigos.” Como puede colegirse del aforismo anterior, quien no aprende a perdonar es un alma mezquina y enana que no merece más que lástima. Pero son muchos los que esperan el perdón de sus equivocaciones y son muy pocos los que tienen la nobleza para perdonar a quienes les ofenden con sus acciones y palabras. Perdonar es una necesidad que sólo experimentan las almas grandes. Por eso renuncian a la venganza que es humana consecuencia de la ira y el instinto para permitir que brote el perdón que es un r

Frases célebres

Indiscutiblemente que los medios saben que la violencia y el crimen venden más que la paz y el buen ejemplo y ellos apuestan a ganar más dinero, aunque con el tiempo resulten siendo víctimas de aquellos a quienes difundieron como héroes. Efraín Gutiérrez Zambrano No es una desgracia fracasar o equivocarse. Verdadera desgracia es ser perfeccionista y no tolerar el fracaso o el error ajeno. Efraín Gutiérrez Zambrano No temas mirar al cielo con lágrimas en los ojos que las apariencias de la vida voluptuosa ocultan la gloria de Dios.                                               Efraín Gutiérrez Zambrano Cuando una protesta genera sospecha y temor no queda duda de que la injusticia la causa y ninguna democracia puede ser saludable si la injusticia hiere su esencia que es el pueblo.                                      Efraín Gutiérrez Zambrano                    ¿En qué es necesario creer para no sentir el vértigo que produce esta sociedad distópica ? ¿No se dan cuenta que la

Somos creyentes.

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Estos son tiempos escatológicos: Los recursos renovables están al borde del agotamiento, la maldad se impone en ciudades y campos, los carteles de la droga aterrorizan a los inocentes y envenenan a niños y jóvenes, la riqueza cada día se concentra en menos manos, el trabajo honrado no halla estímulos y el número de los desempleados sigue en aumento, los niños en las escuelas se dedican a las matanzas, las guerras se multiplican en el planeta y las instituciones que en años pasados sirvieron como faros se derrumban ante la corrupción que galopa sin dar tregua a los valores que construyen la sociedad humana.  Sin embargo decimos que somos creyentes y que tenemos a Dios como meta y a su Hijo Jesucristo como el modelo a seguir en el camino tortuoso de nuestras vidas. Pero lejos estamos de seguir sus mandamientos y de continuar su obra redentora acercándonos a los que sufren todos esos flagelos anteriores. Actuando así somos perfectos fariseos que merecemos el repudio general por

El poder del pensamiento.

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Aunque algunos en su pesimismo y escepticismo no lo acepten, el pensamiento no sólo construye ideas sino que las vuelve realidad. Sobre este tema maravilloso hay mucha literatura, pero también existe bastante desconocimiento y carencia de fe. Para salir de esta falta de confianza es necesario el conocimiento y la sabiduría. El primero es información específica en tanto que la segunda es el acertado uso del sentido común. Antes de comenzar cualquier proyecto son necesarios la información y el análisis. Mientras más sepamos mayor será nuestra confianza en la realización del proyecto y la fe en que se llevará a cabo irá en aumento a medida que lo ejecutamos. Como se puede deducir del conocimiento acumulado como de la experiencia propia, mantener una actitud mental positiva requiere ampliar los saberes y estimular la búsqueda de la sabiduría. Si queremos llegar a esa actitud de manera permanente debemos esforzarnos por comprender cómo funciona la mente humana y ser conscientes de sus p

La alegría de la vida.

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                 Algunas noches, cuando sale la luna desafiando los contornos oscuros de las crestas de oriente, recuerdo aquellos tiempos hermosos de mi vida en casa de los abuelos. Al terminar la jornada de recolección del café nos sentábamos en círculo para escuchar leyendas, versos y canciones.  Apenas habíamos cenado y las chicharas habían finalizado su concierto, los obreros más diestros en la interpretación de las guitarras y tiples comenzaban una verdadera competencia para entregar lo mejor de sus repertorios a sus leales amigos y familiares. La brisa cálida parecía bailar siguiendo el ritmo de cumbias y paseos. Fue así como entré en contacto con esas páginas de la historia heterogénea y abundante de la  música colombiana. En esas veladas nadie tenía que invitar sino que se consideraba una obligación asistir a una o dos horas de verdadera alegría. Nadie necesitaba de alcohol para elevar el ánimo; bastaba el olor de la naturaleza y la mirada inocente de las estrellas que

La frustración es causa de agresividad.

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                  Es conveniente aprender a reconocer los golpes agresivos que recibimos y que damos, sus causas y consecuencias. Cuando no podemos satisfacer nuestros deseos nos volvemos inseguros, desequilibrados, confundidos y buscamos en los demás la manera de expresar esa frustración. C onducta que adopta el ser humano en aquellas circunstancias cuando se enfrenta a un obst á culo que le produce un estado de tensi ó n (stress, en ingl é s) y que le impide alcanzar la realización de sus anhelos. Aquí el problema no es la dificultad a la cual nos enfrentamos sino la forma como respondemos nosotros ante ella. A veces esta conducta adoptada, lejos de ser una solución, es un nuevo problema al que llegamos. Reaccionamos de manera diferente, pero mostrando agresividad o pasividad extrema ante la insatisfacción que experimenta nuestro ser. No es s ó lo la certeza de no haber satisfecho la necesidad la que debe preocuparnos sino los efectos desastrosos, tanto para nosotros como par

Inocentes deseos llevan a la humillación.

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Difícil es para el ser humano llegar a la satisfacción plena. Cuando logra satisfacer una necesidad surge de inmediato otra que lo torna inquieto. Es un barril sin fondo que nunca se llena. Cuando cumple con la realización de un deseo allí mismo le nace una nueva exigencia. Esto pone en evidencia que las personas, a diferencia de los objetos que sólo responden a las fuerzas externas, están sometidas a impulsos que les vienen de su ser interior. Algunos de éstos son innatos; otros, los adquieren a medida que transcurre la vida. Existe un conjunto de fuerzas dinámicas que lo determinan y motivan para actuar o dejar de hacerlo. Son necesidades básicas, fundamentales, de orden biológico tales como el hambre, la sed, el sueño, el descanso, el sexo. Otras, culturales o espirituales como la necesidad  de compañía, amor, amistad, respeto, consideración, aprecio, reconocimiento, prestigio, información, comodidad, ilustración, seguridad y estabilidad. No sobra hacer notar que cuando el se

Todos tenemos defectos y nos equivocamos.

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                      Algunas personas se comportan como si estuvieran dentro de una urna formada por espejos. Quien se acerca a ellas no logra penetrar en su interior y termina por expresar que son enigmas. Como en el pasado les han hecho daño creen que quien se acerca a ellas lo hace para burlarse o herirle. Llenan su corazón de experiencias negativas y rencores que les vuelven temerosas. Son desconfiadas en extremo y prefieren, como la tortuga, adentrarse en su caparazón para protegerse de las miradas e influencias ajenas. Con los años desarrollan altos grados de agresividad y su odio los convierte en personas peligrosas y crueles. Otras, se van al extremo de las anteriores y, aunque reciben humillaciones, éstas parecen no dejarles huella alguna que les haga reaccionar frente a nuevos hechos similares. Transforman la fiesta en carnaval y aunque se muestran alegres no logran disimular su existencia pesada y triste. Se vuelven dependientes de sus victimarios y sin darse cuenta, m

No bebo ni fumo.

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16  de marzo de 2013 Para muchos es difícil aceptar que la única verdad que podemos decir que es nuestra es aquella que buscamos y que después de muchos sacrificios hallamos en los hechos cotidianos de la vida. Es aún más arduo desarrollar el hábito de buscadores de verdades porque carecemos de las técnicas para encontrar esas enseñanzas en cada una de circunstancias que los días presentan. Olvidamos que el propósito de cada día es salir al encuentro de aventuras que nos permitan crecer en todas las dimensiones. Aventurar es arriesgar, es someternos a peligros que exigen pequeños o grandes esfuerzos y sin los cuales no será posible mejorar las condiciones para gozar del bienestar que satisface al cuerpo y llena de gozo el corazón. La duración de cada aventura es variable. A veces dura sólo un instante, otras un día, y no faltan las ocasiones en que es necesario que transcurran muchos años. Lo cierto es que al discernir hallamos bajo las apariencias de los hechos lecciones d

Que no te manipulen.

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Desde que se nace se adquiere una deuda con la sociedad que presta al ser humano la lengua materna para que pueda desarrollar sus habilidades comunicativas en la interacción con otras personas. Gracias a ese ejercicio interpersonal los seres humanos desarrollan la inteligencia y eligen y valoran las palabras que mejor se adaptan a sus intenciones.     Reconocer y respetar el poder de las palabras en que se traducen los  pensamientos parece una tarea fácil, pero en realidad es mucho más compleja. Comprender y juzgar son condiciones sin las cuales no es posible la determinación de adherir o rechazar las ideas ajenas y que en lenguaje se conoce como oraciones afirmativas o negativas. Pero no por afirmar se adhiere o por negar se rechaza. Afirmar o negar dependen de la verdad lógica, es decir, de la concordancia del pensamiento con la realidad. Adherir y rechazar son actos donde inteligencia y voluntad intervienen de forma activa. Muchas de las ideas s e originan en otras personas