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Mostrando las entradas etiquetadas como recuerdos

Siempre tú

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Comparto con mis lectores dos poemas de un autor que en mi adolescencia estuvo entre mis favoritos. Siempre tú Entre el mínimo incendio de la rosa y la máxima ausencia del lucero, se quedó tu recuerdo prisionero viviendo en cada ser y en cada cosa. Te recuerdo en la cita milagrosa que se dan la mañana y el jilguero, y en el aire, traslúcido tablero donde escribe en color la mariposa. Todo me habla de ti. Sobre la brisa persiste la nostalgia de tu risa como una dulce música remota. En los labios tu nombre me florece, y al saberte lejana, me parece que me bebo tu ausencia gota a gota.  ¡Qué horrible es el olvido!  Ver la mujer amada Y no sentir que el alma  Se curva de dolor. Cuando cerca a su nombre No nos punza la espina, Ya no vale la pena Nuestra estéril canción. Qué horrible es el olvido.   ¡Qué horrible es el olvido!  Saber que la quisimos  Y que sigue en la sangre  Sin producir dolor. Cuando nos resign...

Los malos ejemplos

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La perversidad de los malos ejemplos. Efraín Gutiérrez Zambrano Publicado en LA TRIBUNA edición 111  El pasado 20 de julio celebramos el bicentésimo quinto aniversario del grito de independencia de nuestro país. Para conmemorarlo el gobierno nacional, como es costumbre, en la mañana hizo desfilar sus tropas por las principales avenidas de la capital y la televisión transmitió a la nación pequeños detalles del acto. Este año sobresalió el esfuerzo de aquellos a quienes las minas antipersona dejaron mutilados, un gozque con sus travesuras y los regalos que llovieron. Pero al mirar detenidamente y analizar las conductas ciudadanas en tan importante efemérides, me llama la atención ver que esas escenas en la pantalla despiertan, a veces, destellos de patriotismo en pocos espectadores. Los hechos cotidianos y la forma como los colombianos celebramos esta fiesta muestra que el amor a la patria ha disminuido tanto como otros valores esenciales para la convivencia pacífica y ...

Para comenzar un nuevo año.

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Pronto comenzaremos a contar los días de un nuevo año. Mas no me asusta que las hojas del calendario caigan para sepultarnos sin que lo notemos porque crecer y envejecer son algo tan natural como la aurora y el crepúsculo y ambas son caras de la misma moneda. Mas hay días especiales en que el alma abre sus puertas para dejar que el aire entre a ventilarla para evitar que el moho se apodere de ella.  Son los días en que los anhelos se encienden como lámparas a media noche y las realizaciones toman el cuerpo de montañas que pintan el horizonte de esperanza.  Entonces las palabras que musitan los labios se acercan a los corazones que padecen hambre de ternura y sed de amor para dejar en ellos una brisa que apacigua su violento fuego.  Las horas del último día comienzan a congelarse como árboles endémicos frente a nuestros ojos y ante el espectáculo de la partida del viejo año sólo atinamos a sonreír a los demás y a comer uvas llenas de verdor.  Pero así somos los hum...

¿De qué sirve la experiencia?

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De los empiristas aprendimos que la experiencia es fuente de conocimiento, pero para muchos también de ella proceden las tristezas y las culpas que impiden que alcancemos la felicidad a la cual fuimos llamados. Para ellos su pasado carece de valor y de todas las lecciones que la vida les ha dado, nada han aprendido. Pero no podemos negar que Fedor Dostoievski tenía mucha razón cuando escribió en Nietchokta Nezvanova : “Hay instantes en los que hemos podido aprender mucho más que en años enteros.” Hay ciertas experiencias que dejan huellas imborrables y enseñanzas inolvidables. No es conveniente restar importancia al pasado y evadir las explicaciones que las vivencias de los días anteriores brindan. Es mejor leer la historia personal con sentido crítico y reconocer nuestros errores para enmendarlos en el menor tiempo posible. No alimentemos culpas pensando que deberíamos haber sabido cómo evitarlos o que habríamos podido obrar sin precipitación. Nadie puede cambiar los hechos del d...
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Sobre nuestra manera de amar 9 de febrero de 2013 Mientras más reflexiono sobre nuestra manera de amar, mayor es el número de consecuencias, que el de causas, que extraigo de la experiencia ajena y  propia. Hay muchos que desperdician sus vidas anticipando decepciones, traiciones y desconfianzas. Pero no fue así cuando éramos jóvenes inexpertos en el arte de amar. En aquellos tiempos nos abrimos a los demás como la violeta que no teme al viento ni a la lluvia sino que está dispuesta a entregar toda su belleza a quien la sepa admirar. Todas las personas que se acercaban a golpear la puerta de nuestro corazón las mirábamos con ojos diáfanos y puros y no veíamos en ellas malas intenciones. Tal vez fueron nuestros padres los que nos alertaban sobre los peligros de ir por la vida tan confiados. Pero hoy sé sin temor a equivocarme que es una injusticia afirmar categóricamente que el sendero del amor está maldito y que en él sólo peligros y traiciones nos aguardan. La ante...

Regreso al pasado

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La vida es la línea que oscila entre el recuerdo y la esperanza, entre la experiencia de ayer y  la superación del mañana, entre el pasado y el porvenir. Pero nada hay más real que el pasado. Se dirá que en esta afirmación hay una contradicción. Que en todo pasado no hay más que fósiles.  Que la actitud más sabia es detener los ojos en el porvenir. Mas el sentido común y el peso de la cultura presentan, a quien reflexiona, el pasado como un axioma y el porvenir como una colcha de dudas y posibilidades. ¿Para qué regresar a él si nada podemos cambiarle? ¿Qué nos puede aportar el tiempo muerto? Para no caer en galimatías y sofismas es mejor buscar el vado de la temática para luego profundizar en ella. A primera vista no se aprecia, pero si usted se interna un poco en su follaje verá que el pasado es el núcleo de todo lo creado y como matriz del tiempo lanza los días para luego volverlos a recibir cerrando el ciclo. En sus parajes se cultivan y preparan los destinos humanos qu...
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De cómo los recuerdos  nos ayudan a construir futuro 8 de enero de 2013 Los recuerdos nos ayudan a construir futuro. Siempre me he preguntado cómo es que los seres humanos construimos el futuro. Y cuando en las noches, en medio de la penumbra de mi cuarto, comienzo a pensar para luego escribir se vienen a la mente un raudal de ideas de las cuales, como el pescador en el río revuelto, hoy quiero tomar dos o tres para compartirlas con quienes se hayan hecho el mismo interrogante. La primera tiene que ver con aquellos desengaños u ofensas que recibimos a diario. Unamuno escribió que con los recuerdos mueren los desenga ños. Pero la experiencia personal no corrobora su apreciación. Discrepo del filósofo bilbaíno porque uno se apega como mosca a la miel a ciertos re­cuerdos y condicionados por ellos actuamos frente a situaciones que el futuro nos presenta. Muchos de nuestros miedos y desconfianzas son el resultado de malas experiencias que no deseamos repetir. ...