Guías y tareas de filosofía - Plan lector



Las respuestas deben tener sus argumentos 

propuestos por el estudiante.


Competencia actitudinal: Demostrar interés, respeto y

responsabilidad durante la socialización y realización de la guía.

Indicador para la evaluación: Cumple de manera oportuna y eficiente con las actividades de refuerzo en la asignatura de filosofía. Además, su comportamiento es excelente durante la clase. 



GRADO DÉCIMO

El concepto de distopía proviene de un término anglosajón acuñado a partir de dos voces griegas que significan escena, espacio o paisaje malo. Aunque al día de hoy estamos totalmente familiarizados con él, el primero en utilizarla y, podríamos decir, quien la acuñó en el siglo XIX fue John Stuart Mill. Quizá su actual popularidad en la literatura y otros géneros artísticos tenga que ver con que vivimos en una época difícil y algo reacia a los adjetivos positivos. A lo mejor la explicación es otra; pero sea como sea, el hecho es que gran parte de las novelas que se publican en la actualidad se encuentran ambientadas en universos distópicos.
El concepto, que también se conoce como antiutopía, se utiliza para referirse a una sociedad ficticia en la que reina el caos y la sordidez: un paisaje o panorama que resulta indeseable y poco apropiado para el desarrollo de la vida feliz. Pero quizás lo más característico de este tipo de cosmos es la posibilidad de pensar la realidad o ciertos aspectos de ella a través de la analogía.
Y detrás de esos universos hay escritores pensando, tramando un escenario propicio e irónicamente fértil para sus historias. Al pensar en esos hombres y mujeres detrás de las historias surge una pregunta: ¿existen aspectos o sugerencias a tener en cuenta para desarrollar o construir ese tipo de universo (quizá más apropiado sería definirlos como contrauniversos)?
Hace unos días leía una serie de consejos publicados por Iria en su blog Literautas que, por cierto, no deberían perderse en torno a este tema. Algunos de ellos me han parecido realmente interesantes y quiero compartirlos con ustedes.
La ficción distópica consiste en la creación de una sociedad ficticia que, pretendiendo la felicidad de sus habitantes, logra justamente lo contrario: miseria, sufrimiento y/u opresión. Esto ocurre en obras como 1984, de George Orwell, Ensayo sobre la ceguera, de José Saramago o Farenheit 451, de Ray Bradbury.
La realidad en la ficción
A la hora de trabajar en un universo distópico no debemos olvidarnos del objetivo principal: ofrecer una mirada sobre la propia realidad de una forma metafórica; es decir hacer de la ficción un espacio para interpretar la existencia.
Para ello debemos tener en cuenta qué es lo que caracteriza nuestra vida y qué nos molesta, aquello sobre lo que deseamos reflexionar. Ese será nuestro punto de partida. Entre los rasgos preponderantes de nuestro universo distópico resaltarán esos problemas de forma directa o no, para que los lectores puedan a través de la lectura acercarse a su propia realidad, pensar en ella y crear su propia opinión en torno a ella.
Generalmente los temas que se analizan en la literatura de ficción son mundos conflictivos y sórdidos, parten de los miedos, las preocupaciones y las malas experiencias que los escritores han vivido o han observado de cerca. Muestran esos aspectos de la humanidad con los que no estamos de acuerdo, que deseamos denunciar o poner en palabras.
Es importante, por lo tanto que siempre tengamos presente que a través de nuestro universo distópico deseamos dar visibilidad a los problemas del mundo real.
Homogeneidad en el caos
Este es quizás el punto más importante y en el que muchas de las tan populares sagas, que se apoyan en la realidad distópica, fallan. Construir un universo en el que cada cosa exista por alguna razón es un trabajo arduo en el que hay que cuidar todos los detalles.
Al pensar este tema debemos tener en cuenta que uno de los aspectos fundamentales de todo mundo es la forma en la que se establecen las relaciones entre sus ciudadanos: su organización política, los organismos o grupos de poder, la tensión entre los diferentes estratos que conforman la sociedad. Y, también los sucesos o decisiones que llevaron a que ese mundo se convirtiese en ese sórdido espacio donde las posibilidades de sobrevivir son casi nulas.
Debemos pensar detenidamente el funcionamiento de la vida en dicha sociedad y todos los detalles que puedan servir para que el lector se sitúe. Y también delimitar esa frontera entre lo posible y lo imposible. No todo puede ocurrir o ser posible, todo tiene que tener un sentido e incluso en un universo distópico hay normas.
Algunas preguntas que pueden ayudarte a construir este mundo son: ¿Cuáles son las leyes y normas que restringen ese mundo? ¿Qué tipo de castigos existen? ¿Qué religión o religiones existen y cuál es su importancia?
Es muy importante analizar todos los aspectos políticos, sociales y económicos de nuestro mundo para conseguir crear un universo interesante y literariamente fértil.
Un conflicto para cada universo
Hace poco Antonio Soler nos decía que contar por contar no es hacer literatura, que siempre tiene que haber un conflicto, el deseo de desentramar algo, de incomodar al lector. Apoyándome en sus palabras me atrevo a afirmar que crear porque sí un universo distópico no tiene sentido, debemos pensar en un conflicto potente que pueda desarrollarse a lo largo de las páginas de nuestro libro de forma contundente y que pueda ayudar en algo al que nos lee.
Es importante analizar qué cosas motivan a los ciudadanos del universo que deseamos construir y cuándo esa armonía podría verse rota dando pie al comienzo de una historia en la que ese universo fuera cada día a peor.
Sin lugar a dudas el trabajo es arduo pero si siempre has deseado construir un universo distópico, quizás estos consejos puedan resultarte útiles. Les recomiendo que lean el artículo de Iria donde nos cuenta otras cuestiones a tener en cuenta. ¡A disfrutar de la escritura!
Publicado por Tes Nehuén 24 de febrero de 2015 en Poemas del Alma
Julio Cortázar
(1914-1984)
Continuidad de los parques
(Final del juego, 1956)
         Había empezado a leer la novela unos días antes. La abandonó por negocios urgentes, volvió a abrirla cuando regresaba en tren a la finca; se dejaba interesar lentamente por la trama, por el dibujo de los personajes. Esa tarde, después de escribir una carta a su apoderado y discutir con el mayordomo una cuestión de aparcerías, volvió al libro en la tranquilidad del estudio que miraba hacia el parque de los robles. Arrellanado en su sillón favorito, de espaldas a la puerta que lo hubiera molestado como una irritante posibilidad de intrusiones, dejó que su mano izquierda acariciara una y otra vez el terciopelo verde y se puso a leer los últimos capítulos. Su memoria retenía sin esfuerzo los nombres y las imágenes de los protagonistas; la ilusión novelesca lo ganó casi en seguida. Gozaba del placer casi perverso de irse desgajando línea a línea de lo que lo rodeaba, y sentir a la vez que su cabeza descansaba cómodamente en el terciopelo del alto respaldo, que los cigarrillos seguían al alcance de la mano, que más allá de los ventanales danzaba el aire del atardecer bajo los robles. Palabra a palabra, absorbido por la sórdida disyuntiva de los héroes, dejándose ir hacia las imágenes que se concertaban y adquirían color y movimiento, fue testigo del último encuentro en la cabaña del monte. Primero entraba la mujer, recelosa; ahora llegaba el amante, lastimada la cara por el chicotazo de una rama. Admirablemente restallaba ella la sangre con sus besos, pero él rechazaba las caricias, no había venido para repetir las ceremonias de una pasión secreta, protegida por un mundo de hojas secas y senderos furtivos. El puñal se entibiaba contra su pecho, y debajo latía la libertad agazapada. Un diálogo anhelante corría por las páginas como un arroyo de serpientes, y se sentía que todo estaba decidido desde siempre. Hasta esas caricias que enredaban el cuerpo del amante como queriendo retenerlo y disuadirlo, dibujaban abominablemente la figura de otro cuerpo que era necesario destruir. Nada había sido olvidado: coartadas, azares, posibles errores. A partir de esa hora cada instante tenía su empleo minuciosamente atribuido. El doble repaso despiadado se interrumpía apenas para que una mano acariciara una mejilla. Empezaba a anochecer.
         Sin mirarse ya, atados rígidamente a la tarea que los esperaba, se separaron en la puerta de la cabaña. Ella debía seguir por la senda que iba al norte. Desde la senda opuesta él se volvió un instante para verla correr con el pelo suelto. Corrió a su vez, parapetándose en los árboles y los setos, hasta distinguir en la bruma malva del crepúsculo la alameda que llevaba a la casa. Los perros no debían ladrar, y no ladraron. El mayordomo no estaría a esa hora, y no estaba. Subió los tres peldaños del porche y entró. Desde la sangre galopando en sus oídos le llegaban las palabras de la mujer: primero una sala azul, después una galería, una escalera alfombrada. En lo alto, dos puertas. Nadie en la primera habitación, nadie en la segunda. La puerta del salón, y entonces el puñal en la mano, la luz de los ventanales, el alto respaldo de un sillón de terciopelo verde, la cabeza del hombre en el sillón leyendo una novela.
 Taller (Comprensión de lo leído)

1. Defino distópico.
2. Planteo argumentos y contraargumentos para contribuir al tema de la distopía.
3. Analizo y escribo los factores que causan la distopía.
4. ¿Quién es el asesino en el cuento de Cortázar?
5. ¿Cuántos años tiene el protagonista?
6.  ¿Cuántos años tiene la mujer?
7. ¿Se podría considerar ese cuento como ejemplo de distopía?
8. ¿Qué pienso y siento respecto a la escritura? 
9. Analizo y reflexiono...
“Los novelistas son unos lectores diferentes al resto de los humanos. Sólo leen para saber cómo están hechos los libros. Se trata de una lectura puramente técnica para desarmar el libro y ver cómo está cosido por dentro.”

Gabriel García Márquez

Actividades 

1.   ¿Es Nietzsche un humanista? ¿Un nihilista? ¿Un anticristiano?
2.   ¿Cuáles son las características del superhombre?
3.   ¿Qué entiende Nietzsche por "transvaloración de valores'"?
4.   ¿Cuál es el camino para el surgimiento del superhombre?
5.   ¿En qué consiste el eterno retorno?
6.   ¿Cuáles deben ser las tareas de la filosofía?
7.   ¿Por qué hay que destruir el pasado para construir el futuro?     

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