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Mostrando las entradas etiquetadas como educación en valores

Oración del día

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  19 de diciembre de 2023   Padre celestial: Gracias por este nuevo amanecer. Durante la noche he descansado y me siento preparado para dialogar contigo. Envía sobre mí tu Santo Espíritu para que guíe mi pensamiento y mis palabras. «¡Sea hombre!», dicen algunos adultos a un adolescente, es decir, haga como nosotros, siga nuestros ejemplos. ¡Déjese llevar por las mismas tendencias de los que son mayores! Beber licores y fumar es de hombres, tener relaciones sexuales indiscriminadas es de gente grande. Para mostrarse hombre no debe hacer caso a la voz de la conciencia, debe renunciar a sus propias convicciones y dejarse llevar por los impulsos y palabras de los que son mayores. Somos «valientes», incapaces de resistir ante una sonrisa que invita al mal. Somos «fuertes», porque no somos capaces de decir no a las tentaciones y caemos en los peores vicios. Somos «libres» porque nos dejamos esclavizar por los intereses mezquinos, las pasiones y la opinión de los demás. En ca...

Unos textos sobre solidaridad

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Primero se llevaron a los comunistas, pero a mi no me importó porque yo no lo era; enseguida se llevaron a unos obreros, pero a mí no me importó porque yo tampoco lo era, después detuvieron a los sindicalistas, pero a mí no me importó porque yo no soy sindicalista; luego apresaron a unos curas, pero como yo no soy religioso, tampoco me importó; ahora me llevan a mí, pero ya es demasiado tarde. Bertolt Brecht, poeta y dramaturgo alemán (1898-1956) Pero a Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César. Este texto atribuido a Bertolt Brecht, realmente pertenece al pastor luterano alemán Martin Niemöller (1892–1984), es parte de un sermón dado por él en la Semana Santa de 1946 y dice así: Cuando los nazis vinieron a buscar a los comunistas, guardé silencio, porque yo no era comunista. Cuando encarcelaron a los socialdemócratas, guardé silencio, porque yo no era socialdemócrata. Cuando vinieron a buscar a los sindicalistas, no protesté, porque yo no era sindicalista. Cuando vinieron ...

Las llaves - Reflexiones para un buen día.

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  72   LAS LLAVES   Mi vecino tiene un bello nombre. No creo que exista otro sobre la tierra que se llame así. Y si acaso ocurre, me anticipo a pensar que no es idéntico a mi vecino. Además, hace honor a él con su forma de ser. Él es especial. Unos dicen que es chiflado. Otros, más comprensivos, afirman que es un solitario. Por mi par­te yo pienso que es tan humano como yo.   Imagínese, amigo lector, que es tan desmemoriado como yo, pues olvidé mencionarle el nombre de mi buen vecino. Se llama Cándido, pero en el barrio donde vivo, lo conocemos como El Abuelo. Vive en una casa abandonada, justo frente a la mía. Desde la ventana me saluda con una sonrisa y un movimiento de manos. He podido observar que en su cuarto no hay más que un colchón y una manta de algodón. Un día me invitó a seguir a su cocina y no vi más que una olla de barro mediana, una olleta de aluminio ennegrecido, dos pe­queñas totumas y cucharas de palo. Me ofreció café, por cierto, bien pr...

APRENDIZAJE

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  A eso de caer y volver a levantarte, de fracasar y volver a comenzar, de seguir un camino y tener que torcerlo, de encontrar el dolor y tener que afrontarlo, a eso, no le llames adversidad, llámale SABIDURÍA .   A eso de sentir la mano de Dios y saberte impotente, de fijarte una meta y tener que seguir otra, de huir de una prueba y tener que encararla, de planear un vuelo y tener que recortarlo, de aspirar a ser águila y no ser más que gorrión, de querer alcanzar la cima y no saber ni el camino, de avanzar hacia la montaña y no llegar ni a la orilla, a eso, no le llames castigo, llámale ENSEÑANZA .   A eso, de estar en compañía de quien amas,   de tener días felices y días tristes, días de fracasos y días de triunfos, a eso, no le confundas con la monotonía, llámale EXPERIENCIA.   A eso, de buscar el porqué tus ojos miran las cosas y tus oídos oyen las voces del universo, y tu pensamien...

Anillo de compromiso

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Se acercaba el cumpleaños de ella. Aquella mañana, Alejandro se levantó temprano. Hizo los ejercicios de rutina en el parque del barrio y se dirigió al centro comercial donde se hallaba la joyería. Al cruzar su mirada con la del dueño, saludó con una sonrisa sincera y alegre. Después de mirar en las vitrinas y no encontrar lo que buscaba dijo: —Señor, ¿tiene otros anillos diferentes a los que exhibe? —Están los que guardo en la caja fuerte porque son, además de hermosos, muy valiosos, para ocasiones y personas especiales. Si gusta verlos deberá esperar unos minutos. — No tengo prisa y la persona a quien le obsequiaré el anillo es el amor de mi vida. El propietario entró a su oficina y luego le mostró un conjunto de anillos donde el oro y las joyas preciosas resplandecían bajo la luz artificial. Alejandro contempló uno que se hallaba en el centro del paño y preguntó: —¿Cuál es su precio? El propietario pronunció los números en forma lenta. Alejandro sacó de su billetera los billetes y...

Nacimiento entre acordes

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Sé que ustedes me conocen y que no debo presentarme. Es un petulante dirá la dama que me mira y el caballero, que está aprovechándose de este barullo para olvidar la traición de su amante, me mirará con ira. Pero me arriesgaré y les daré pruebas de que no soy tímido a la hora de camuflarme entre los que viajan en este bus del servicio público al trabajo. Pero no me confundan. No estoy aquí para que me regalen su lástima. El propósito de mi visita inesperada es para llenar sus corazones acostumbrados a soportar el peso de la tristeza con un poco de colorida y danzarina alegría que los haga sonreír. Así que no me miren con ojos escrutadores y extraños como si estuvieran frente a una visión fantasmagórica. Pero les advierto que a lo largo del relato cambiaré de escenario y público como un camaleón social. Se equivocan los que piensan que nací en 1978 en la Siembra. No todos tienen la fortuna de nacer, como yo, entre acordes en una de sus resurrecciones. Pero después de ese día en que m...

Dios es de azúcar

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Un día la profesora dijo a los niños: - ¿Quién podría explicarme quién es Dios? Uno de los niños levantó la mano y dijo: "Dios es nuestro Padre, Él hizo la tierra, el mar y todo lo que está en ella. Nos hizo como hijos de Él. La profesora, buscando más respuestas, fue más lejos: -¿Cómo saben qué Dios existe, si nunca lo han visto? El salón quedó en silencio... Pedro, un niñito muy tímido, levantó sus manos y dijo: - Mi madre dice que, Dios es como el azúcar en hay en la avena que me hace todas las mañanas, y yo no veo el azúcar que está dentro de la taza mezclada con la leche y las hojuelas , pero si no la tuviera no tendría sabor... Luego paso al frente y sin dejar de sonreír prosiguió: - Dios existe, Él está siempre en medio de nosotros, sólo que no lo vemos, pero si se fuera, nuestra vida quedaría sin sabor. La profesora sonrió y dijo: Muy bien Pedro, yo les enseño muchas cosas a ustedes; hoy tú me enseñaste algo más profundo que todo lo que yo sabía. Ahora sé que ¡Dios es a...

La misión de un padre.

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En el taller del cielo se reunieron los ángeles arquitectos, los mejores carpinteros y los más diestros obreros con el fin de fabricar al padre perfecto: "Debe ser fuerte", comentó uno. "También, debe ser dulce", comentó otro experto. "Debe tener firmeza y mansedumbre y saber aconsejar a los más pequeños e inexpertos jóvenes". "Debe ser justo en momentos decisivos; alegre y comprensivo en aquellos donde el error se muestre arrogante". "¿Cómo es posible, interrogó un obrero, poner tal cantidad de cosas en un solo cuerpo"? "Es fácil", contestó el ingeniero jefe del proyecto. "Sólo tenemos que crear un hombre con la fuerza del hierro y que tenga corazón de caramelo". Todos rieron ante la ocurrencia y se escuchó una voz. El Maestro, dueño del taller del cielo, dijo: "Veo que al fin comienzan a ejecutar. Sonrió y continuó: No es fácil la tarea, pero no es imposible si ponen interés y mucho amor al hacerlo". Y pa...

Feliz cumpleaños

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  Esa mañana, al abrir los ojos, observó que la luz del sol invadía su cuarto. Se levantó y corrió la cortina que daba a la calle. Frente a su casa, en el árbol, estaban dos pajarillos que lanzaban trinos al aire. En el cielo azul se advertía el espectáculo del día soleado. Después de acicalarse abrió las ventanas que daban al patio y comenzó a preparar su desayuno. Alcanzó a hervir el café y a tomar unos sorbos cuando llamaron a la puerta principal. Demoró en ir hacia ella porque no recordaba donde estaban las llaves. Al abrirla sus ojos chocaron con los de su vecino que sonriente le dijo: —Perdón, pero no podría dejar pasar esta alegre mañana sin venir a saludarte — y le entregó una caja mientras hablaba—. Tú eres una persona que vives sin que nadie te moleste y estás acostumbrado a la soledad. Pero hoy es un día maravilloso y la maravilla eres tú. Feliz cumpleaños. —Seas quien seas, eres un completo lunático. A quién se le ocurre venir a importunarme con semejantes palabras ...

La jauría

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Hubo un rey cuyo poder era grande y su prepotencia, aún mayor. Amigo de los perros preparó una jauría de ejemplares salvajes para torturar y asesinar a cualquiera de sus servidores o súbditos que cometiera un error o lo contradijera. Uno de los cortesanos hizo una crítica a su política en salud y al rey no le gustó en absoluto. Ordenó, entonces que el ministro fuera arrojado a los perros. El ministro, inteligente y consciente de su muerte, hizo un esfuerzo, y propuso en pleno consejo, para ganar el voto de la mirada de sus compañeros de corte: "Yo te serví durante muchos, muchos años, y tú ¿haces esto conmigo? Por favor, en honor a los buenos tiempos, dame sólo diez días para ejecutar un proyecto que no he terminado y luego si aún lo deseas podrás entregarme a los perros. El rey meditó y, para congraciarse con los demás cortesanos, se los concedió. En el primer amanecer de esos diez días, el ministro se dirigió al guardia que se ocupaba de los perros y le dijo que lo dejara cuidar...

El verdadero conocimiento.

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Tomemos nuestro ser para hacer de él una metáfora. Imaginemos que somos un árbol. Contemplémoslo solitario en la inmensidad de la llanura. Pongamos sobre él un cielo gris y ocultemos el sol hasta dejarlo a baja luz. Seguramente que si hacemos de esta imagen una vivencia comenzamos a sentir temor y miedo ante esa soledad que enferma y entristece. También podemos cambiar el escenario y arrebolar las nubes del horizonte y hacer del cielo un lago azul. Sembrar pastos verdes, trigales y flores a la vera del camino. Y toda esta magia es poesía como la que en Molinos de Fuego hallas. Pero la sensatez nos dice que la vida cotidiana tiene de los dos paisajes imágenes abundantes y dispersas que por más que nos esforcemos no podemos cambiar, pero sí mitigar. Para conseguir este propósito y vivir el gozo de la armonía es condición indispensable el conocimiento del ser humano, pero no de la manera como lo estudia el médico o el profesional de la psicología sino esa certeza que nos viene del ...