En busca de los ideales perdidos


Los líderes y los pueblos necesitan no sólo la capacidad de visualizar los ideales que los llevarán a las metas sino que deben ser capaces de discernir entre la conveniencia y la necesidad de los fines y sus instrumentos para conseguirlos. Se dice, y hay razón en la afirmación, que el propósito hay que lograrlo a toda costa y que es el resultado el que nos debe preocupar.  En el lenguaje de Maquiavelo se ha hecho lapidaria la sentencia: El fin justifica los medios. Pero el sentido común nos dice que no todo lo deseable o planeado conviene a nuestra vida y está de acuerdo con los principios y valores indispensables para la sana convivencia social y el sosiego del espíritu humano.
La inteligencia debe distinguir entre lo que es verdadero y lo que es falso y la conciencia debe aceptar lo justo y rechazar lo injusto, El ser humano, por su naturaleza, buscará ir hacia el sumo bien, pero no dejará de equivocarse al escoger a los líderes que tienen la responsabilidad de llevar a sus seguidores hacia mejores días en altos niveles de progreso, como decía el siglo XIX, o prosperidad como se acostumbra señalar en los albores de este siglo.
Mas de nada sirve la capacidad racional y el acto de discernir si se toma la determinación de afianzar el error de quienes dirigen, y lo que es peor, no cuestionarlos para obligarlos a cambiar de rumbo o reemplazarlos cuando en su necesidad persisten. Los pueblos dignos e inteligentes son aquellos que rechazan líderes y equipos de gestión que hacen del error una filosofía y de la política, un fanatismo emocional que a futuro llevará a todos al abismo.
Pueblo que no analiza cada uno de los discursos de sus dirigentes difícilmente descubre la intención que acompaña a sus palabras. Hay realidades que pueden ser agotables, pero nadie puede negar unos principios y valores éticos y morales que prevalecen en el tiempo y fortalecen las generaciones que los acogen hasta el punto de considerarlas felices y afortunadas al practicarlos.
La historia tiene muchos ejemplos que muestran que cuando se olvidan no otra cosa que las desgracias se pueden esperar. La caída de los grandes imperios, tiene en común, el degeneramiento de las costumbres por parte de los ciudadanos y la pérdida de las virtudes que enaltecen en sus dirigentes. No se debe pasar por alto que los pueblos son como niños que imitan los comportamientos de quienes los dirigen y de aquí resulta que estamos en nuestro país ante una situación preocupante cuando todos los días vemos carruseles de delitos que terminan en la impunidad o lo que puede ser peor, normas que señalan castigos que dan risa o el caso de la controvertida reforma a la justicia que generó la indignación nacional.
La práctica de los principios y valores humanos en los ciudadanos y en sus dirigentes son fundamentales para asegurar la cohesión social, el bienestar y la paz. Por eso resulta desde todo punto censurable que en connotados dirigentes se palpen conductas contrarias a ellos y a las leyes que todos saben y sabemos que se deben respetar. También resulta contrario a la razón escuchar frases como: “En política, la mentira es una virtud”. “A mí no me robe, vaya a robar al gobierno”.
Cuando los pueblos dejan que sus dirigentes se corrompan y sus costumbres se vuelvan inmorales, abandonan y traicionan su pasado mítico, legendario y causa de orgullo para encarnar la vergüenza y la deshonra. El camino hacia la prosperidad comienza en la liberación de los vicios y el rompimiento con los dirigentes que no tienen el buen ejemplo como su mejor discurso.
El gran milagro de todos los días es respirar en libertad y el gran deber del hombre sensato es respetar la vida misma que en cada instante se perfecciona y no acepta ideas contrarias a su esencia sublimadora. El gran destino de toda sociedad es que emerja magnífica de la práctica de sus principios y valores y señale a las futuras generaciones derroteros y horizontes que valgan la pena vivirse y morir por ellos.                               


Tomado del Libro Reflexiones que cambiarán su vida de Efraín Gutiérrez Zambrano

Comentarios

  1. Es muy interesante el escrito, pues en este tiempo en el tema político y social se a generado gran controversia con las personas.
    Considero que el texto nos muestra una realidad que vivimos a diario, y que a veces nosotros como personas seguimos cometiendo los mismos errores.

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  2. Este texto tiene la capacidad de envolver rápidamente al lector, ya que expresa una idea muy clara ,que da la oportunidad de inferir muchos datos relevantes que no están explícitos en el texto pero que con facilidad se pueden extraer. Por ejemplo, cuando se habla de que los pueblos dejan que sus dirigentes se corrompan y sus costumbres se vuelvan inmorales, podemos decir que la OMISIÓN y el DESINTERÉS en querer un cambio social son aspectos clave , ya que inhiben los procesos de desarrollo y el sano crecimiento de una población en general, por tanto , se normaliza lo nocivo y nos olvidamos de que el conformismo puede ser el peor enemigo del exito.

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