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Oración del día

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  2 de noviembre de 2024 Padre celestial: Gracias por este nuevo amanecer y la salud que nos das a diario. Dijiste a Abraham: "Vete de tu tierra y de tu parentela" (Génesis 12:1). Así lo llamaste cuando vivía en un país poderoso y organizado. Pero en ese país no se conocía a Dios y la gente adoraba a los ídolos. Abraham escuchó e hizo lo que Tú le indicabas. No dudó en cumplir tu orden y recogió sus pocas posesiones y se dispuso a salir. A ese imperativo divino acompañaba una promesa: "Haré de ti una nación grande" (Génesis 12:2). Sin tardar Abraham obedeció. ¡Esa es la fe; es creer a Dios! Abraham "salió sin saber a dónde iba" (Hebreos 11:8). Se marchó aferrándose únicamente a la promesa de Dios. En cada bifurcación del camino tenía que esperar en Dios, quien le había dicho que le mostraría el camino a seguir. Recibir lo que Dios dijo, es decir, lo que reveló, y actuar en consecuencia, así es como debe actuar quien acepta a Dios en su corazón. Dio...

Oración del día

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    19 de octubre de 2024 Padre Celestial: Hoy te alabo y te bendigo. Quiero meditar sobre una de tus maravillas. La naturaleza nos instruye. En Reflexiones para un buen día, uno de mis libros, hace años escribí una reflexión sobre la palmera. Hoy, es mi deseo, volver a contemplar este árbol, de sencillez y belleza esplendorosa, que crece en estas regiones cálidas donde habito. Posee un largo tronco y su follaje está verde en pleno verano. A pesar de su altura, soporta vendavales sin romperse, gracias a las fibras especiales de su tronco. Sus raíces, igual de largas que el tronco, buscan agua en lugares profundos y le dan estabilidad. La savia circula por la parte central del tronco de la planta, y no solamente bajo la corteza, como sucede en los demás árboles. Como creyentes, aprendamos la lección que nos brinda la palmera. Nuestro Dios quiere que vivamos, en toda circunstancia, con la mirada puesta en el cielo, dándole las gracias y con el corazón lleno de alegría...