Una pensión para morir más rápido.


No se dejen ilusionar por la imagen que así es como lo hacen los fondos de pensiones para engatusarlo a uno y luego de tenerlo allí no lo dejan regresar del abismo al que lo lanzan.
Aunque sé por experiencia, yo también tuve 20 años, que el tema de las pensiones no interesa a quienes se creen inmortales, pero, más temprano que tarde y por designio del Creador, envejecemos y comenzamos a buscar un descanso pasajero que nos vaya acostumbrando al eterno. Debiera interesarnos que los políticos y los dueños de los monopolios económicos disminuyeran su avaricia y valoraran a quienes entregamos nuestra vida y juventud con el sueño de hacer un país digno donde los niños tuvieran una sólida esperanza y los viejos, la satisfacción de vivir una vejez sin angustias.
Pero cómo vivir sin angustias si los fondos de pensiones que prometieron lo que no iban a cumplir nos engañaron y ahora sólo ofrecen un salario mínimo mensual para quedarse con lo ahorrado. Decían que era una cuenta de ahorro programada, pero usted no puede disponer de lo suyo sino después de que muera. Y los muertos no pelean con los banqueros. Definitivamente, la ley es la voluntad de los poderosos y corruptos que se unen como vampiros para beber la sangre laboriosa del pueblo.
Vuelven a discutir con fines de aprobar más años de trabajo para acceder a una pensión. Hombres 65, mujeres 60 y unificar lo público a lo privado, es decir, que todos los fondos paguen el insignificante salario mínimo legal.
Ahora que estamos a punto de elegir busquemos candidatos que tengan más bondad en su corazón y menos codicia en sus manos. Vivir sin tanto equipaje permite salir al encuentro de la eternidad sin temores y con una sonrisa en los labios, pero mientras tanto que el Estado proteja mediante leyes justas el derecho a una vejez digna.
Nota:
Dios quiera que lean y comenten que aplauden las decisiones del gobierno o que las rechazan. Seguramente, serán más los aplausos que las recriminaciones porque aún son jóvenes y su horizonte aún no presenta amenazas de tormenta. Pero me sentaré a esperar un poco de solidaridad, al menos de mis alumnos, que por cierto fueron muchos. Lo que anhelo para los que deseamos una pensión justa es que los fondos privados de pensiones nos dejen regresar al que prefiramos entregar nuestros ahorros sin importar la edad que tengamos. Que no haya necesidad de demandar para que un juez diga que sí fuimos engañados.


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