Enseñar a pensar



Por Efraín Gutiérrez Zambrano


Artemus Ward, brillante escritor del siglo XIX, escribió: “No son las cosas que desconocemos las que nos ponen en un aprieto. Son las que conocemos las que lo causan”.  El problema mayor es que aquello que se ignora, por orgullo humano, no se reconoce. Mucho menos se valora a quien puede ser el portavoz de una idea innovadora o útil que puede cambiar el curso de los días o los acostumbrados resultados a los cuales la mente se habitúa. Es tendencia natural, así lo confirma la física, que la ley de inercia rige la materia e incluso el pensamiento, pues, como decían los filósofos de la dialéctica que criticaron a Hegel, el pensamiento es un producto de la materia en su alto grado de evolución. En consecuencia, en la mente tiende a permanecer la visión equivocada o evidente que informa de un fenómeno, un hecho o una ideología.

Además, a la ignorancia y el orgullo humanos se suele sumar la envidia para formar el muro que impide que el ojo vea el nuevo amanecer del conocimiento. Einstein tuvo que soportar la envidia de algunos de sus colegas que buscaron ridiculizar su teoría de la relatividad.  A Colón se le calificó de orate por querer demostrar la redondez de la tierra. A Galileo lo enviaron a la cárcel por apoyar con sus observaciones a Copérnico y a Bruno lo quemaron vivo por afirmar que la tierra se movía. En la actualidad los mártires aparecen en el escenario de la política por ser contrarios a las ideologías que imponen su voluntad en leyes injustas y por salir a protestar o a impulsar cambios en la sociedad.

Sin embargo, no es posible refutar que el mundo y el ser humano son cambiantes y perfectibles. El mundo, para aclarar, lo conforman cosmos, logos y emociones. Últimamente es que la investigación ha decidido entrar en esos parajes emotivos que son como el cristal que acompaña a los hechos, ideas y acciones humanas. Dejar a la emoción lejos de esta visión es ver el mundo como en una fotografía borrosa. Comprender el mundo impone la necesidad de mirar el conjunto sin dicotomías, pero son justamente estas las que siempre han reinado en las explicaciones de la mayor parte de los pensadores de la cultura occidental. En eso se equivoca el sentido común de las personas cuando sólo atiende a la cantidad. Hoy muchos cifran su confianza en la estadística, pero no siempre los guarismos de las encuestas pueden ser tomados como referentes de ir por el camino correcto hacia verdades factuales o racionales. En algunas ocasiones los hechos han demostrado que hay circunstancias que escapan a los presagios de las matemáticas y que por tanto, no se puede afirmar que haya un modelo evidente que no requiera ser repensado para mejorar su eficacia.
Entrenadores deportivos han encontrado en la emoción un mejor aliado que el reflejo condicionado por la repetición que termina por crear la ceguera intelectual que obstaculiza llegar a mejorar los tiempos y los resultados. En educación, donde el ser humano es objeto y sujeto del proceso de aprendizaje la emoción cobra muchísima importancia.
Lamentablemente, y próximos a una nueva aplicación de las Pruebas Saber, muchos educadores dedican tiempo al análisis de resultados de simulacros que no siempre producen estrategias para mejorar la calidad de la educación. Otros repiten preguntas y respuestas esperando crear el hábito, pero sólo consiguen al final números que indican que no se alcanzaron las metas proyectadas.
Para evitar la frustración en estudiantes y educadores se debe tener presente que si no hay mejoramiento cualitativo de las operaciones mentales de un grado a otro lo que se ha hecho del aprendizaje es una nebulosa que asusta y crea la inseguridad que genera la ignorancia. Por eso se escucha decir al estudiante, la víspera de la prueba, que se siente nervioso e inseguro. Este estado emocional es la respuesta a ese túnel que la mente crea como defensa cuando no tiene claridad conceptual. Es que en el aula no se han diseñado estrategias que favorezcan el desarrollo de la inteligencia que es más importante que la acumulación de datos o la repetición de preguntas y respuestas. Para que se produzcan cambios es indispensable romper las reglas de la predicción y tener confianza en el talento humano. La historia de los forjadores del mundo enseña que exigencia, disciplina y motivación desde los primeros años escolares conduce a la excelencia en los años juveniles y la vida laboral. Padres, educadores y autoridades educativas deben aunar esfuerzos para que las flores del esfuerzo personal den sus frutos de excelencia colectiva.
Mejorar la persona, humanizarla, debe ser el fin de la educación. La responsabilidad del educador es diseñar y utilizar los instrumentos adecuados, aprovechar el tiempo de mediación en el aula, sembrar la curiosidad y el amor a la investigación.
Moran Cerf, profesor de Neurociencia en la Universidad Northwestern, quien durante más de diez años ha estudiado el fenómeno de sincronización cerebral, afirma:
“Dos personas que ven las mismas películas, los mismos libros, que comparten las mismas experiencias y discutiendo juntos, comienzan después de dos semanas a mostrar patrones comunes a nivel de lenguaje, emociones y puntos de vista incluso”.
El neurocientífico Cerf recomienda:
“La gente cerca de usted tiene un impacto en la manera de pensar acerca de la realidad más allá de lo que puede percibir o explicar y uno de los efectos es que uno llega a ser similar”.
Jim Rohn, empresario y motivador, años atrás había dicho:
 “Usted es el promedio de las cinco personas con las que pasa más tiempo”. 
Al observar el estudiante en su paciente y diaria labor de aprender para explicar su mundo seguirá los pasos de sus padres y profesores. Cumplir con esta tarea esencial exige un educador creativo y estudioso que explore las aptitudes de cada uno de sus alumnos para descubrir las habilidades y gustos que lo harán autónomo, solidario, servicial y feliz. El punto de partida deberá ser siempre la comprensión del mundo en esas acepciones que se mencionaron. Conviene traer a la memoria estas palabras de Einstein: «No entiendes realmente algo a menos que seas capaz de explicárselo a tu abuela».

Comentarios

  1. Este texto hace reflexionar muchas cosas o dichos que suelen repetir las personas que hay que luchar por sus sueños y no hacer caso omiso a todo lo que digan los demás sino seguir sus propias ideas ya que una persona cerrada de mente no llega muy lejos y al final terminara sirviendo a las personas emprendedoras que buscan nuevos puntos de partidas e innovadoras llegando a lograr sus sueños y ser importantes. a pesar de la dificultad que tiene al principio y las criticas no hay que dejarse derrumbar por lo que digan y seguir adelante como en el texto lo expresa muchos famosos e importantes personajes de la historia tuvieron que pasar por todas estas criticas y hasta llegar a morir a causa de esto pero hoy en día son muy importantes para todo lo que vivimos y jamas dejaron atrás la oportunidad de tener nuevos conocimientos sino siempre se esforzaron por tenerlos sin importar los obstáculos.

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