La motivación, base fundamental del aprendizaje humano.
“Lo cierto
es que pensar en los resultados es uno de los métodos más efectivos para
convertir nuestros deseos en realidad.”
David Allen, consultor estadounidense
David Allen, consultor estadounidense
Introducción
Padres y educadores
afirman que el mayor problema al cual se enfrentan en el proceso de aprendizaje
es el de la motivación. Es
una afirmación inobjetable que de nada sirven los talentos naturales que los
hijos e hijas tengan si se carece de esa fuerza interna que llamamos
motivación. Sin ella no se pueden esperar progresos en la estructuración de
nuevos saberes.
En
consecuencia, la pregunta inicial debe ser, cómo se puede vencer la
inercia que causa la apatía y poner en acción a un niño o niña hacia el
conocimiento. Siempre resulta más fácil empujar un carro que está sobre ruedas,
que hacer rodar uno que carece de ellas.

Este impulso a obrar o a no hacerlo, explica
el por qué se han producido las conductas o abstenciones, y constituyen
la intención del acto, el aspecto interno que se materializa en el
obrar (o en el omitir en su caso). Cuando alguien no encuentra motivos para
actuar se dice que se halla desmotivado.
Dentro de este concepto,
como se deduce, se hallan dos clases de motivaciones: la extrínseca, que tiene
como fundamento el ambiente en que se desarrolla o desenvuelve el individuo y
la intrínseca, que proviene del interior de la persona.
Las motivaciones
intrínsecas resultan ser las más importantes, porque nacen en el núcleo
recóndito del individuo y lo llevan a la convicción y el compromiso personal.
Con los factores extrínsecos no pasa lo mismo. La persona hace las cosas por
imitación y, en muchos casos, por la presión que otros ejercen sobre él; no
porque desee realizar la tarea encomendada.
Este es el caso de muchos
estudiantes que cumplen con las actividades escolares por temor a la reprimenda
que sus padres les puedan infligir. Para ellos las tareas son actividades
tediosas que ocasionan castigos si no las realizan. Ellos no ven que el conocimiento es un
regalo que encuentra quien lo busca. Tampoco experimentan la satisfacción del
deber cumplido.
Esta es una de las
razones que debe tener en cuenta el educador o el padre responsable si desea
alcanzar resultados positivos en los aprendizajes y mediante motivaciones
intrínsecas que conduzcan a la convicción y no al temor.
Sin embargo, no se pueden
desconocer las ventajas de las motivaciones externas o extrínsecas. Estas,
cuando se saben usar, favorecen el despertar de las intrínsecas que tienen más
eficacia a la hora de crear hábitos de estudio que perduren en la vida adulta.
Lamentablemente, estamos
para comenzar la tercera década del siglo XXI y aún hay educadores, padres y
madres que no logran superar las técnicas del conductismo y siguen reforzando
motivaciones externas en las personas, por ejemplo. la de dar premios si cumple
con sus deberes o castigar su negligencia. Se estimula al estudiante mediante
una nota sin haber hecho una explicación de este procedimiento. La persona lo
toma como recompensa por hacer bien la tarea, pero el problema cognitivo se
mantiene. El resultado sigue siendo el mismo: Apatía, temor y tareas hechas de
mala gana. La inteligencia no se desarrolla, pero se incrementa el
autoritarismo del adulto y disminuye la autonomía de quien se halla en proceso
de formación. El estudiante desarrolla un enfoque estratégico y así aprende a
mantener un buen resultado, pero sin haber resuelto los problemas de su
aprendizaje. A la final obtiene el certificado, pero no la idoneidad
profesional.
La mejor prueba que
demuestra si hubo motivación durante la vida escolar, no es un certificado sino
ver una persona responsable, amable, de iniciativa, emprendedora, honesta,
respetuosa, crítica, defensora de la vida y las buenas costumbres y dispuesta a
servir a la comunidad a la cual pertenece para engrandecerla mediante sus
aportes.
Y, ¿cómo puede la familia
y la escuela contribuir a la formación integral que exigen los tiempos actuales
para superar los males que tienen a la civilización en los límites de la
barbarie?
En la próxima entrega se
indicarán formas y estrategias que educadores, padres y madres pueden usar para
responder a la pregunta anterior.
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