A quienes son laboriosos


OBJETIVO: El estudiante analizará los comportamientos habituales, en particular aquellos valores que dan al carácter humano su magia, y reflexionará sobre ellos con el fin de mejorar su propia forma de actuar.

INSTRUCCIONES: Trabajarla individualmente y responderla a través del correo institucional, se entregará en la fecha y hora asignada por el profesor. Las actividades señaladas en la presente guía SON PARTE FUNDAMENTAL de la nota definitiva en ética.

 Guía para el grado décimo - 
Apertura del cuarto periodo.

Dedicado a quienes son laboriosos
Es muy común escuchar a la gente decir de quien es activo: "Es más loco que una cabra." Pero olvida la caterva que sin ánimo nada se hace. Y el entusiasmo es hermano gemelo de la alegría.  A quien piensa, razo­na y actúa lo tildan de loco; y de cuerdo, a quien hace de su vida un desierto y de su tiempo, ocio. "Pero vale más estar loco de alegría que de tristeza; vale más bai­lar torpemente que andar renqueando", dice Nietzsche.

Leamos esta introducción de una tesis de maestría.

“El niño ha de trabajar,  de andar, de estudiar, de ser fuerte, de ser hermoso, el niño puede hacerse hermoso aunque sea feo, un niño bueno inteligente y aseado es siempre hermoso. Pero nunca es un niño más bello que cuando trae en sus manecitas de hombre fuerte una flor para su amiga, o cuando lleva del brazo a su hermana”.¹
El trabajo ha sido, a lo largo del desarrollo de la humanidad, un elemento poderoso en la transformación del hombre en un ser social. En el magnífico artículo de F.Engels "El papel del trabajo en el proceso de transformación del mono en hombre”, se fundamenta y despliega una verdadera teoría científica. Su tesis básica consiste en que el trabajo creó al hombre. No fue la selección natural ni la lucha por la existencia, sino la actividad laboral lo que ejerció una influencia determinante en la creación de la organización física del hombre, en el desarrollo de sus cualidades, su conciencia. Engels distingue en ese artículo, al hombre del animal: “este último se adapta a la naturaleza, a las condiciones de su existencia, mientras que el hombre modifica la naturaleza, transforma las condiciones de vida de acuerdo con sus propósitos”. 2
Según Carlos Marx, el trabajo es, “... en primer término un proceso... en que el hombre realiza, regula y controla, mediante su propia acción, su intercambio de materias con la naturaleza”3
La vinculación de la enseñanza y el trabajo es, para Marx  muy  valiosa, porque supera la división entre el trabajo corporal y el intelectual que se origina con la división del trabajo, y termina con el desarrollo perjudicial, unilateral del individuo humano. Marx no solo ha indicado que el trabajo físico sin elementos espirituales destruye la naturaleza humana, sino que ha manifestado también que la actividad intelectual al margen del trabajo físico fácilmente conduce a los errores de un idealismo artificial y de una abstracción falsa. Los autores consideran que la vinculación del trabajo físico e intelectual es de vital importancia ya que es tan necesario para la salud  del cuerpo como el comer para su conservación,  apuntamos que el trabajo es el aceite derramado en la lámpara de la vida, que el espíritu se encarga de encender.
Los clásicos del marxismo formularon los principios de la vinculación de la enseñanza del trabajo en su lucha implacable contra la explotación capitalista del trabajo infantil , puntualizaron que  los niños que trabajan  en la fábricas, a pesar de no recibir más que media enseñanza, aprenden tanto y más que en las escuelas corrientes. Con ello sentaron las bases para la política educativa de la clase obrera y su futuro programa. En este sentido el Manifiesto del Partido Comunista pronostica   la abolición del  trabajo fabril de los niños en su actual forma, pero plantea al mismo tiempo la necesidad de vincular la enseñanza a la producción material. Solo la revolución socialista podrá enfocar de un modo práctico este problema de la educación del hombre para el trabajo y a través del trabajo, de tal forma que el trabajo no limite al hombre, sino que por el contrario lo desarrolle en todo sus aspectos, solo la revolución romperá las cadenas que impiden el desarrollo de las fuerzas productivas.  Esto significa que por ves primera en la Historia plantear la cuestión de la educación del hombre para el trabajo y por el trabajo., en una esfera humana nueva, en las que los hombres se convierten en productores independientes y responsables.
Los autores plantean que la educación debe ser para y por la revolución ya que es en ella donde se logra materializar la concepción de la vinculación de la educación y el trabajo productivo es, sin embargo sólo uno de los elementos fundamentales del programa educativo y de enseñanza que los padres del socialismo científico plantearon. El segundo elemento fundamental es el principio de vincular la educación y enseñanza con la actividad revolucionaria de la clase obrera, por lo que es evidente que la educación de los hombres no debe ser algo lejano, utópico sino todo lo contrario y Marx  lo deja claramente definido cuando dice “la revolución es la escuela del nuevo hombre.”4 Tienen  la oportunidad de vincular la actividad física con el trabajo intelectual, la teoría con la práctica.
Por tanto, el trabajo como condición  fundamental del proceso de formación y desarrollo de la nueva generación debe estar en el centro de toda la actividad educacional que se realice tanto en la escuela como en el seno de las organizaciones estudiantiles, en la comunidad y por supuesto, dentro del marco de la familia, pues sin ella todo los demás esfuerzos serían baldíos. La educación moral está presente en todos los momentos de la vida del niño se requiere seguir consolidando acciones en función de alcanzar mayor desarrollo en las habilidades de relación y en las normas de comportamiento social a través de la cualidad  laboriosidad en los niños de 5 a 6 años; por lo que requiere del personal docente una preparación previa que garantice el dominio del programa y de las orientaciones metodológicas, para poder abordar con efectividad cada aspecto en el momento oportuno y de la educación familiar, pues su colaboración es indispensable para alcanzar los objetivos propuestos haciendo cada día actividades laborales individuales y colectivas.
Las premisas socio-morales y objetivas de la personalidad se forman y desarrollan en el proceso de comunicación del niño con las personas y el mundo que lo rodea teniendo en cuenta las definiciones dadas en el Diccionario Ilustrado aristas en la Lengua Española: laboriosidad; es la aplicación o inclinación al trabajo, es el amor al trabajo, es amigo del trabajo, gestionar, laborear, labrar o trabajar una cosa; en el Seminario Nacional se expresa la laboriosidad en el máximo aprovechamiento de la actividades laborales y sociales que se realizan a partir de la conciencia de que el trabajo es la única fuente de riqueza, un deber social y la vía para la realización de los objetivos sociales y personales. Es la virtud propia de una persona trabajadora. Dentro de las cualidades morales esenciales, mencionadas, se le concede gran importancia al desarrollo de sentimientos de amor por el trabajo, en la educación de los niños de la primera infancia, lo cual se logra, en primer lugar, mediante el desarrollo de una cualidad muy significativa: la laboriosidad.
 La Revolución ha realizado múltiples esfuerzos para lograr un hombre preparado para la vida desde las edades más tempranas, de  ahí la necesidad de capacitar  a todos los factores en función de lograr una personalidad más integral,  teniendo en cuenta la periodización del  desarrollo, la situación social de desarrollo y la zona de desarrollo próximo, presente en cada período sensitivo y en especial  en el desarrollo psíquico de 5 a 6 años.  Para la realización del mismo se utilizaron métodos  de investigación científicos, psicológicos como la observación, entrevista, inventario de intereses y el dibujo de la familia, además del dialéctico materialista .
Blanca Luisa Sánchez Márquez
Ilcia Reyes Escalona
José Ángel Ramírez Alcántara
Profesores Asistentes Universidad de Granma, Cuba

SEMBRAR EL FUTURO

En un oasis escondido en los más lejanos paisajes del desierto, se encontraba de rodillas el viejo Eliahu al costado de algunas palmas datileras. Su vecino Hakím, el acaudalado mercader, se detuvo en el oasis para abrevar sus camellos y vio a  Eliahu transpirando, mientras parecía cavar en la arena.
— ¿Qué tal, anciano?  La paz sea contigo.
—  Y contigo —  contestó Eliahu sin dejar su tarea.
—  ¿Qué haces aquí, con esta temperatura, trabajando con esa pala?
—  Siembro —  contestó el viejo.
— ¿Qué siembras aquí, Eliahu?
—  Dátiles – respondió el viejo señalando el palmar.
—  ¡Dátiles! — repitió el recién llegado, y cerró los ojos como quien escucha la mayor estupidez —. El calor te ha dañado el cerebro, querido amigo. Ven, deja esa tarea y vamos a la tienda a beber una copa.
— No, debo terminar la siembra. Luego, sí quieres, beberemos.
— Dime, amigo,  ¿Cuántos tienes?
—  No sé: sesenta, setenta, ochenta, no sé… lo he olvidado.  Pero eso,  ¿qué importa?
— Mira, amigo, las datileras tardan más de cincuenta años en crecer, y sólo entonces están en condiciones de dar frutos. Yo no estoy deseándote el mal y lo sabes, que difícilmente podrás llegar a cosechar algo de lo que hoy siembras. Deja eso y ven conmigo.

— Hakim, yo comí los dátiles que otro sembró, otro que tampoco soñó con probarlos.

Siembro hoy para que otros puedan comer dátiles mañana. Y aunque sólo fuera en honor de aquel desconocido, vale la pena terminar mi tarea.

— Me has dado una gran lección, Eliahu; déjame que te pague esta enseñanza — dijo Hakim, poniendo en la mano del viejo un bolsa de cuero llena de monedas.

—  Te lo agradezco. Ya ves, a veces, pasa esto:
Tú me pronosticabas que no llegaría a cosechar lo que sembrara. Parecía cierto y, sin embargo, mira: todavía no termino de sembrar y ya coseché una bolsa de monedas y la gratitud de un amigo.

—  Tu sabiduría me asombra, anciano. Esta es la segunda gran lección que me das hoy, y es quizás más importante que la primera. Déjame, pues, que pague también esta lección con una bolsa de monedas.

—  Y a veces pasa esto —  siguió el anciano, extendiendo la mano para mirar las dos bolsas-: sembré para no cosechar, y antes de terminar de sembrar ya coseché no sólo una, sino dos veces.

— Ya basta, viejo, no sigas hablando. Si sigues enseñándome cosas no me alcanzará toda mi fortuna para pagarte.

QUEMAR LAS NAVES

Alrededor del año 335 a.C., al llegar a la costa de Fenicia, Alejandro Magno debió enfrentar una de sus más grandes batallas. Al desembarcar, comprendió que los soldados enemigos superaban tres veces el tamaño de su gran ejército. Sus hombres estaban atemorizados y no encontraban motivación para enfrentar la lucha: habían perdido la fe y se daban por derrotados. El temor había acabado con aquellos guerreros invencibles.

Cuando Alejandro hubo desembarcado sus tropas en la costa enemiga, dio la orden de que fueran quemadas todas las naves. Mientras los barcos se consumían en llamas y se hundían en el mar, reunió a sus hombres y les dijo: “Observen cómo se queman los barcos. Esta es la única razón por la que debemos vencer, ya que si no ganamos, no podremos volver a nuestros hogares y ninguno de nosotros podrá  reunirse con su familia nuevamente, ni podrá abandonar esta tierra que hoy despreciamos. Debemos salir victoriosos en esta batalla, pues sólo hay un camino de vuelta, y es por mar. Caballeros,  cuando regresemos a casa lo haremos de la única forma posible: en los barcos de nuestros enemigos”.

El ejército de Alejandro venció en aquella batalla, y regresó a su tierra a bordo de las naves conquistadas.


LA CARRETA VACÍA

Cierta mañana, mi padre me invitó a dar un paseo por el bosque y yo acepté con placer. Se detuvo en una curva y después de un pequeño silencio me preguntó:

— Además del cantar de los pájaros,  ¿escuchas algo?
Agucé mis oídos y algunos segundos después le respondí:
— Estoy escuchando el ruido de una carreta.
— Eso es —dijo mi padre —. Es una carreta vacía.
— ¿Cómo sabes que está vacía, si aún no la vemos? — le pregunté.
— Es muy fácil saber que una carreta está vacía, por causa del ruido. Cuanto menos cargada está una carreta, mayor es el ruido que hace.

Me convertí en adulto y aún hoy, cuando veo a una persona hablando demasiado, a una persona inoportuna, que interrumpe la conversación de todo el mundo, tengo la impresión de oír la voz de mi padre diciendo: Cuanto menos cargada está una carreta, mayor es el ruido que hace.                    

Evaluación de lo leído:

1.    ¿Qué enseñanzas para tu vida dejan las lecturas? (Relieve ideas principales de cada una de ellas).
2.    ¿Qué relaciones se establecen en las lecturas de los fragmentos propuestos?
3.  ¿Cuál consideras debe ser la verdadera causa de la lucha humana, por el dinero o por el poder o existen otras motivaciones?
4. ¿Podrías definir y explicar los términos estoicismo, moral, acto humano y acto del hombre, materialismo dialéctico?
5. ¿Cuál es el mensaje que nos deja la historia de la carreta vacía?
6. ¿Qué son los dátiles y cuál es el país donde más se producen?
7. Haga un paralelo entre axiología y ética y religión.
8. ¿Por qué es importante que tengas principios y valores éticos? 
9 ¿Qué es el helenismo y cómo influyó en la formación de la cultura de occidente?
10. ¿Qué admiras y que rechazas de la vida y obra de Alejandro Magno?      

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