Uno de los motivos que me impulsan a vivir.
Efraín Gutiérrez Zambrano

En ese jardín que brotó
de sus manos debemos ser abejas que disfrutan el vuelo para posarse sobre las
diferentes formas de las flores. Particularmente, esta manera de pensar me ha
permitido alcanzar el gozo inefable al salir hacia otros mundos diferentes al
mío. Romper la barrera del egoísmo incrementa el verdadero amor. Compartir con
otros es causa de alegrías incomparables.
Para ejemplo tomaré solamente
una de las características que identifican a los pueblos: su música. Confieso
que de joven tuve la horrible idea de creer que no existía otra música que
aquella que estaba de moda en esa década en que me asomé a los 15 años. Por
aquellos días el egoísmo era mayor porque a menos años, más ignorancia. Hoy
afirmo de manera categórica: Hay
personas que se aman tanto a sí mismas que no pueden ser felices
ni amar a otra.
ni amar a otra.
Gracias a Dios comencé
a trabajar como locutor de una emisora local y al conocer su discoteca quedé
asombrado ante la cantidad de discos de acetato que poseía. Escuchar voces y
sonidos tan diversos dio a mi vida una altura insospechable en el ejercicio de
la libertad. Un tango de Gardel, una ranchera de José Alfredo, un vallenato del
inolvidable Alejo, una zamba de Los Chalchaleros, la flauta de una charanga española
me trasladaba a España y el requinto despertaba el recuerdo de las bravías
luchas en tierras de Santander. Subí a las tarimas para animar con el respaldo
musical de las grandes orquestas del momento que contagiaban de alegría a
quienes escuchaban sus acordes tropicales. Dúos, tríos y cuartetos fueron
moldeando mi alma con boleros, pasillos y baladas. Abrir esas ventanas de la música
llenó de paisajes y ritmos mi cerebro que cada día se hacía más versátil y me impulsaba
a seguir explorando hasta encontrarme con polifonías, sinfonías y los incomparables
valses de Viena donde la elegancia de los vestuarios me anonadaba.
Ahora gozo mucho
transmitiendo mis vivencias y conocimientos a muchos jóvenes a quienes invito a
salir de sí mismos para ir al encuentro de un mundo diverso que se mantiene en
constante ebullición hasta que Dios siga disfrutando el magnífico espectáculo
de mezclas, colores, sabores, texturas, sonidos y palabras. Tal vez por eso nos
ama. Porque somos inquietos, bulliciosos, creativos y, algunas veces, miramos
hacia el cielo para alabarlo. Mientras Él nos tenga paciencia, compartamos y
disfrutemos las riquezas que nos dio.
Que bello escrito profe😇
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