Arde la justicia

Un poema de Efraín Gutiérrez Zambrano

para este 6 de noviembre,

a 30 años de aquel día nefasto

para la memoria de Colombia.

Esta foto del periódico El Tiempo sirve para tener

una idea de lo nefasto.


Hubo un día, para vergüenza de mi pueblo,

que la justicia se vistió de fuego en su palacio.

Los códigos ardieron entre mariposas en llamas.

En la misma plaza que nos dio independencia

la aldaba del terror golpeaba la puerta principal de la justicia.

Nadie escuchó al magistrado que clamaba por la vida

mientras la danza de fusiles y tanques bebía en su copa de

sangre.

Allí donde las leyes prometían libertad se inmolaron 

inocentes

entre  las llamas de la súbita inquisición criolla. 
       
Ese día la selva devoró la civilización.

Los orangutanes obedecieron a su instinto.

En pocas horas hicieron del instante

una montaña de páginas oscuras.

Con sevicia bárbara escudriñaron la piedra

para estampar en ella su vaho de trompeta 

del juicio.

Sin piedad talaron árboles secos, verdes y fecundos

para entregarlos a las fauces del olvido.

Eslabones cayeron como lluvia

sobre la piel erizada de las leyes

hasta dejarlas sin respiración.

Sobre la mole del palacio cayó la noche

con su estribillo de muerte

para desafiar la memoria.

Ahora los verdugos quieren apagar las llamas

para que esa fecha viva en la más oscura de las cavernas.


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