DESHABITADO





A veces uno se siente tan deshabitado
y sin embargo los ojos brillan
y los dientes refulgen
y las calles son un ulular
y uno se siente tan deshabitado
como un proyecto de arquitecto.

La risa en la copa de los árboles
y sin embargo los ojos sobre el suelo
y los dientes herméticos
y las calles jugando con los vientos y las luces
y uno siente que la risa es ajena
y se diluye como una gota
entre las crestas del mar.

A veces uno se siente tan deshabitado
y sin embargo frente a otros ojos
que lo habitan y uno siente
que para un veterano de la soledad
ésta tiene la forma de mujer.


Tomado del libro Molinos de fuego
de Efraín Gutiérrez Zambrano

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