Ejercicio de Sinergia y Liderazgo.



Leamos y comparemos los dos siguientes textos:

 Tendré que esperar.

Buda llegó a la puerta del cielo. Por supuesto le estaban esperando. Le abrieron la puerta, le dieron la bienvenida, pero él se volvió de espaldas, miró al mundo: millones de espíritus en el mismo ca­mino, luchando con dolor, con angustia, lu­chando por alcanzar esa puerta del cielo, la dicha eterna.

El guardián de la puerta dijo: Entra, por favor, te hemos estado esperando.

Buda contestó: ¿Cómo puedo entrar cuando aún otros no han llegado? No parece ser el mo­mento adecuado. ¿Cómo puedo entrar cuando la mayoría aún no ha entrado? Tendré que espe­rar. Es como si mi mano hubiera alcanzado la puerta, pero mis pies aún no hubieran llegado. Tendré que esperar. La mano no puede entrar sola.

 Se dice que aún está esperando porque él se consideraba un líder espiritual. Y como líder tiene que esperar, nadie es una isla, formamos un continente, estamos juntos. Los individuos pueden avanzar un poco, eso es todo, pero siguen unidos al conjunto.

 Nuestro próximo Curso de Sinergia y Liderazgo se inicia el 5 de junio de 2021

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La serpiente y la luciérnaga. Fábula.

 


Cuenta la leyenda, que una vez, una serpiente empezó a perseguir a una luciérnaga; ésta huía rápido de la feroz depredadora, pero la serpiente no pensaba desistir. Huyó un día y ella no desistía, dos días y nada.

Al tercer día, la Luciérnaga paró y fingiéndose exhausta, dijo a la serpiente:

– Espera, me rindo, pero antes de atraparme permíteme hacerte unas preguntas.

– No acostumbro a responder preguntas de nadie, pero como te pienso devorar, puedes preguntarme.

– ¿Pertenezco a tu cadena alimenticia?

– No.

– ¿Te hice algún mal?

– No.

– Entonces, ¿Por qué quieres acabar conmigo?

– Porque no soporto verte brillar.

La luciérnaga se atrevió a recabar esa información, porque quería entender la situación que a todas luces le parecía sin sentido.

Una vez enterada de la envidia de la serpiente, se limitó a sonreír y volar más alto y rápido aún, con lo que la serpiente se quedó con ganas de ese bocado tan luminoso que demostró estar fuera de su alcance.

En un guiño final de su luz, el bichito alado le gritó a la serpiente, muy encima de ella:

-“Es hora de que aprendas a brillar tú misma de un modo tan hermoso que aún nosotras las luciérnagas, observemos con admiración, tu gran resplandor”

¿Cuál es tu conclusión?

Tomado del libro Sinergia y Liderazgo de Efraín Gutiérrez Zambrano 

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