Hagamos una pausa y leamos
OJOS PRIMITIVOS
En donde el miedo no cuenta cuentos y
poemas, no forma figuras de terror y de gloria.
Vacío gris es mi
nombre, mi pronombre.
Conozco la gama de los miedos y ese
comenzar a cantar despacito en el desfiladero que reconduce hacia mi
desconocida que soy, mi emigrante de sí.
Escribo contra el miedo. Contra el
viento con garras que se aloja en mi respiración.
Y cuando por la mañana
temes encontrarte muerta (y que no haya más imágenes): el silencio de la
comprensión, el silencio del mero estar, en esto se van los años, en esto se
fue la bella alegría animal.
EL INFIERNO MUSICAL
Golpean con soles
Nada se acopla con nada aquí
Y de tanto animal muerto en el
cementerio de huesos filosos de mi memoria
Y de tantas monjas como cuervos que se
precipitan a hurgar entre mis piernas
La cantidad de fragmentos me desgarra
Impuro diálogo
Un proyectarse desesperado de la
materia verbal
Liberada a sí misma
Naufragando
en sí misma
EL DESEO DE LA PALABRA
La noche, de nuevo la noche, la
magistral sapiencia de lo oscuro, el cálido roce de la
muerte, un instante de éxtasis para mí, heredera de todo jardín prohibido.
Pasos y voces del lado sombrío
del Jardín. Risas en el interior de las paredes. No vayas a creer que están
vivos. No vayas a creer que no están vivos. En cualquier momento la fisura en
la pared y el súbito desbandarse de las niñas que fui.
Caen niñas de papel de
variados colores. ¿Hablan los colores? ¿Hablan las imágenes de papel?
Solamente hablan las doradas y de ésas no hay ninguna por aquí.
Voy entre muros que se acercan, que se
juntan. Toda la noche hasta la aurora salmodiaba: Si no vino es porque no vino.
Pregunto. ¿A
quién?
Dice que pregunta, quiere saber a quién
pregunta. Tú ya no hablas con nadie. Extranjera a muerte está muriéndose. Otro es el lenguaje de los
agonizantes.
He malgastado el don de transfigurar a
los prohibidos (los siento respirar adentro de las paredes). Imposible narrar
mi día,
mi vía. Pero contempla absolutamente sola la desnudez de estos muros. Ninguna
flor crece ni crecerá del milagro. A pan y agua toda la vida.
En
la cima de la alegría he declarado
acerca de una música jamás oída. ¿Y qué? Ojalá pudiera vivir solamente en
éxtasis, haciendo el cuerpo del poema con mi cuerpo, rescatando cada frase con
mis días y con mis semanas, infundiéndole al poema mi soplo a medida que cada
letra de cada palabra haya sido sacrificada en las ceremonias del vivir.
LA PALABRA DEL DESEO
Esta espectral textura de la
oscuridad, esta melodía en los huesos, este soplo de
silencios diversos, este ir abajo por abajo, esta galería oscura, oscura, este
hundirse sin hundirse.
¿Qué
estoy diciendo? Está oscuro y quiero entrar. No sé qué más decir. (Yo no
quiero decir, yo quiero entrar). El dolor en los huesos, el lenguaje roto a patadas,
poco a poco reconstituir el diagrama de la irrealidad.
Posesiones no tengo (esto es seguro;
al fin algo seguro). Luego una melodía. Es una melodía plañidera, una luz
lila, la inminencia sin destinatario. Veo la melodía. Presencia de una luz
anaranjada. Sin tu mirada no voy a saber vivir, también esto es seguro. Te
suscito, te resucito. Y me dijo que saliera al viento y fuera de casa
preguntando si estaba.
Paso desnuda con un cirio en la mano,
castillo frío,
jardín de las delicias. La soledad no es estar parada en el muelle, a la
madrugada, mirando el agua con avidez. La soledad es no poder decirla por no
poder circundarla por no poder darle un rostro por no poder hacerla sinónimo de
un paisaje. La soledad sería esta melodía rota de mis frases.
NOMBRES Y FIGURAS
La hermosura de la infancia sombría,
la tristeza imperdonable entre muñecas, estatuas, cosas mudas, favorables al
doble monólogo entre yo y mi antro lujurioso, el tesoro de los piratas
enterrado en mi primera persona del singular.
No
espera otra cosa que música y deja, deja que
el sufrimiento que vibra en formas traidoras y demasiado bellas llegue al fondo
de los fondos.
Hemos intentado hacernos perdonar lo
que no hicimos, las ofensas fantásticas, las culpas fantasmas. Por
bruma, por nadie, por sombras, hemos expiado.
Lo que quiero es honrar a la poseedora
de mi sombra: la que sustrae de la nada nombres y figuras.
II
Las uniones posibles
EN UN EJEMPLAR
DE "LES CHANTS DE MALDOROR"
Debajo de mí vestido ardía un
campo con flores alegres como niños de la medianoche.
El soplo de la luz en mis huesos cuando
escribo la palabra tierra. Palabra o presencia seguida por animales perfumados;
triste como sí misma, hermosa como el suicidio; y que me
sobrevuela como una dinastía de soles.
SIGNOS
Todo hace el amor con el silencio.
Me habían prometido un
silencio como un fuego, una casa de silencio.
De pronto el templo es un circo y la luz
un tambor.
FUGA EN LILA
Había
que escribir sin para qué, sin para quién. El cuerpo se acuerda de un amor como
encender la lámpara. El silencio es tentación y promesa.
Estos textos se tomaron de El infierno musical de Alejandra Pizarnik
(1971)
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