Gratitud
Hay quienes lo creen y hasta
lo afirman sin titubeos que de todos los sentimientos humanos el más efímero y
tal vez el más difícil de practicar a diario es la gratitud.
Saber agradecer es un valor
en el que pocas veces se piensa. Cervantes, recuerdo que en la inmortal obra
dice: “de gente bien nacida es agradecer los beneficios que reciben y uno de
los pecados que más ofenden a Dios es la ingratitud”. Tal vez fue de estas
palabras que la tradición oral acuñó aquella que escuché de labios de mi
abuela: “De gente bien nacida es ser agradecida”.
Aunque hay algunas personas que
saben dar las gracias por aquellos servicios que reciben a diario como el
desayuno, las clases, la ropa limpia, la oficina o la casa aseada… sin embargo,
no siempre es así y a muchos pareciera que les doliera los labios para
reconocer la generosidad ajena.
Ahora bien, la gratitud no
es “devolver el favor” y pensar que si alguien me sirve una taza de café yo
debo servir a la misma persona otra taza y quedar iguales…
El agradecimiento no es
pagar una deuda, es reconocer la generosidad ajena.
Aquella persona agradecida
busca tener otro tipo de atenciones con las personas, no piensa en pagar por
cada beneficio recibido, sino en poder devolver la muestra de afecto o cuidado
que tuvo.
Una muestra sincera de
agradecimiento proviene de un niño cuando con una sonrisa, un abrazo o un beso
agradece a sus padres aquellos obsequios o actos de amor que le manifiestan ¿De
qué otra manera podría agradecer y corresponder un niño? Y por su parte a los
padres les basta con esas demostraciones de afecto.
En este sentido, estas
muestras de afecto constituyen una manera visible de agradecimiento; la
gratitud nace por la actitud que tuvo la persona, más que por el bien (o
beneficio) recibido.
No debemos olvidar que
nuestro agradecimiento debe surgir del corazón y que al hacerlo crecemos como
seres humanos.
No siempre contamos con la
presencia de alguien conocido para salir de un apuro, resolver un percance o un
pequeño accidente. Agradezcamos que alguien abra la puerta del auto, para
colocar las cajas que llevamos, o nos ayude a reemplazar el neumático averiado.
El camino para vivir el
valor del agradecimiento tiene algunas notas características que implican:
- · Reconocer el esfuerzo de los demás cuando nos proporcionan ayuda.
- · El hábito de dar las gracias.
- · Tener pequeños detalles de atención con todas las personas: acomodar la silla, abrir la puerta, servir un café, colocar los cubiertos en la mesa, un saludo cordial al llegar y un verdadero deseo de bondad en la bendición.
Jean de la Bruyere escribió
en Caracteres: “solo un exceso es
recomendable en el mundo: el exceso de gratitud”.
Tomado de Reflexiones
que cambiarán su vida de Efraín Gutiérrez Zambrano.
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