Las impresionantes y escalofriantes lecciones que deja la pandemia Covid 19
Ante el declive de la economía y el aumento del temor a ser infectado por el virus que anda como perro rabioso buscando a quien morder se hace necesario replantear los propósitos de la existencia humana y diseñar estrategias que devuelvan el sentido trascendente del ser humano. Sobre el virus mucho se ha hablado y escrito, pero poco se sabe y como la ignorancia es atrevida no han hecho falta las especulaciones en un tema donde el método científico se ha desconocido, los megalómanos y corruptos dirigentes se han puesto al descubierto y el pueblo, nada extraño, ha puesto la mayor parte de los muertos.
El fenómeno protuberante es el paulatino aumento de
las contradicciones que van desde los protocolos hasta los irresponsables
señalamientos de personas que desean discriminar y acusar a los que batallan en
primera línea como son médicos y enfermeras.
Se quiso rescatar el valor de la familia y lo que las estadísticas
muestran es el aumento de la violencia intrafamiliar donde las victimas de
feminicidio aumentaron en forma inesperada. Según la Fiscalía General de la Nación, este año
se registran en Bogotá 9 casos de
feminicidios, mientras la Secretaría de la Mujer señala que en medio
de la cuarentena, esa entidad recibió más de 15 mil llamadas telefónicas por
casos de violencia de género.
El problema es que a la
víctima se le dificulta denunciar, en consecuencia, es deber de los vecinos y
allegados, hacerlo para impedir que el agresor continúe con su propósito. En Cali las cifras también son alarmantes
según la
Policía Metropolitana que recibe alrededor de 50 llamadas denunciando violencia
intrafamiliar El Gobierno en su informe de abril de 2019 dice
que la violencia intrafamiliar se incrementó el 142 por
ciento en el número de llamadas a la línea 155.
Para reactivar la economía se decretan días
sin IVA, pero las personas por un descuento del 40 por ciento no tuvieron en cuenta
las medidas sanitarias, ayer 19 de junio, y el aumento del contagio lo veremos en
las próximas dos semanas. Mucha gente prefirió comprar un televisor que
proteger su vida y la de sus seres queridos. De nada sirvieron las prevenciones
y medidas tomadas durante estos meses de aislamiento. Estos hechos demuestran
que somos un pueblo testarudo que no aprende las lecciones ni con amenaza de
muerte y que la avaricia es mayor que el sentido común.
Razón tuvo Marco Fidel Suárez al afirmar
que el sentido común, viéndolo bien, no es muy común, tal vez parodiando a Voltaire.
Y que gran equivocación la de Descartes al señalar que el sentido común era la
cualidad mejor repartida del mundo.
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