¿Podemos conocer a Dios?

Dice el salmista: "Grande es el Señor nuestro, y de mucho poder; y su entendimiento es infinito" (Salmo 147:5). Las maravillas del universo son prueba de su ciencia. Sin embargo, como humanos nos ufanamos de hacer androides. ¿Entonces, podemos conocer a Dios? La presencia de Dios, como la del aire, no la podemos advertir con los ojos. No basta con saber que existe el aire si nos negamos a respirar.  Así mismo para conocer a Dios tampoco basta con saber que existe. Es necesario salir a su encuentro. Al menos buscarlo en sus manifestaciones.

¿Pero quién es Dios? No podemos explicarlo. Intentar hacerlo es arrogancia  e impertinencia humanas. No somos superiores a Él que se define como el que es. Moisés al escuchar su nombre no se puso a polemizar sino que acató su mandato y salió de la montaña santa para cumplir su misión de liberador de la esclavitud.

 ¿A qué, pues, me haréis semejante o me compararéis? Dice el profeta.  (Isaías 40:25). Él está por encima de todo, es causa de todo, y en consecuencia, dueño de todo. Es más seguro admirar su obra que dudar de Él. Pero, ¿cómo acercarme al Dios invisible, "que habita en luz inaccesible; a quien ninguno de los hombres ha visto ni puede ver"? (1 Timoteo 6:16).

Sin embargo, no es suficiente conocer cosas acerca de Dios si no hacemos el esfuerzo por conocer a Dios. Sabiendo que es el Todopoderoso, el Creador del universo, ¿cómo podemos pensar en su grandeza sin sentir vértigo? ¿Quién puede verlo y vivir? Sólo aquel que lo admite en el amanecer y agradece la alegría de vivir. Cuando mediante un acto de fe se admite su presencia se comprende que Dios desea revelarse a cada uno de nosotros, no para aplastarnos debido a su majestad, sino todo lo contrario. Él nos invita a cada uno a ir hacia Él, porque nos ama. Dios mismo se acercó a nosotros por medio de su Hijo. Haciendo prueba de la mayor humildad, Jesucristo se humilló hasta la muerte de la cruz para abrir la puerta que conduce a los jardines celestiales donde habita el Padre. Como único mediador entre Dios y los hombres, se dio en rescate por todos (1 Timoteo 2:5-6). Todos los atributos de Dios brillan en Jesús para todo el que cree en Él. Todo lo que Dios es lo conocemos mediante Jesús, y a través de su Palabra, la Biblia. Solo se necesita un poco de fe. En la Sagrada Escritura se puede escuchar su voz y entrar en sintonía con las múltiples formas en las que Dios sigue influenciando la vida humana. Si se lee el Evangelio veremos su misericordia, su gracia, paz, justicia, santidad, poder, sabiduría...

Obedezcamos al apóstol que exclama:  Acercaos a Dios, y Él se acercará a vosotros. (Santiago 4:8)


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