LA HISTORIA EN TORNO A ESTA PÁGINA

 


EL TIEMPO ES ORO

Escribió Alejandro Dumas: “Nunca se está en paz con los que nos hacen un favor; porque, aunque se pague la deuda, se debe la gratitud”. Por mi parte en Secretos de los triunfadores, libro hecho para alimentar el alma, expresé: La ingratitud es el gesto de la pequeñez espiritual.
He querido comenzar con estos dos aforismos que se aplican a hechos de mi vida pasada, pero que hoy deseo compartir para agradecer a Dios y a ellos el hermoso gesto que tuvieron.
Se acercaba la celebración del día de la estudiante. Hubo reuniones previas para acordar cuál sería el detalle para cada una de las matriculadas aquel año de 1987 en el Colegio Nuestra Señora del Rosario—Bogotá.
Debo aclarar que yo no formaba parte de los que se reunían y por eso la sorpresa fue mayor.
El 7 de octubre, día de Nuestra Señora del Rosario, cada una de las estudiantes desde preescolar hasta once recibieron el pequeño libro, primera edición de Secretos de los triunfadores.
La directora, Sor María Ilva Rodríguez S. y la Asociación de Padres habían decidido comprar a mi editor una edición especial para obsequiar ese día.
Hoy que lo recuerdo, mi gozo fue grande, pero mayor mi sorpresa. Dos grandes lecciones aprendí para mi vida:
La primera: En esa institución educativa valoraban mi trabajo y sus directivos se sentían orgullosos de mi talento.
La segunda: La fe y la solidaridad sólo son discursos si a estas virtudes no acompañan las obras.
Por eso me quedé tantos años allí sirviendo de la mejor manera. La institución y sus directivos eran congruentes y lo que decían lo respaldaban con sus acciones.
Para finalizar les doy a conocer una de las páginas que las estudiantes y sus familias leyeron luego en sus casas:
EL TIEMPO ES ORO

Ya sabes que los hombres inventaron el reloj porque querían encarcelar al tiempo. Pero los minutos, las horas y los días cobraron su venganza y en seres efímeros los convirtieron. Con la muerte los hombres pagaron su osadía. Dicen que el tiempo es oro, pero pocos lo venden por el valor que se merece. El tiempo no es mina inagotable e inaplazable es el castigo para quienes lo despilfarran. Los días ruedan hacia el mar de la eternidad. Quienes derrochan sus racimos de segundos caminan hacia la noche de la angustia. Presas serán de la desesperación al final de sus días. Como Moisés, las tablas de las leyes del tiempo te daré:

Primera: Si piensas y planeas cuanto vas a realizar, pronto verás tu obra terminada.

Segunda: Evita el desorden. Este es padre del caos y el caos arruina y enceguece.

Tercera: Realiza lo importante y a su lado se pondrá lo secundario en marcha.

Cuarta: Concéntrate en tu idea y transformarás en horas de provecho los segundos.

Quinta: No temas decir NO que es palabra corta y evita salirnos del camino ya trazado.

Sexta: Preocúpate por hacer las cosas bien, que al fin de cuentas, Dios en tu nombre realizará la perfección.

Séptima: Rodéate de personas eficientes y leales, delega en ellas responsablemente tus funciones. Así el tiempo será tuyo y lo podrás disfrutar.

Octava: Toma tu descanso. Tu mente recobrará las energías y una idea nueva y evidente tendrás ante tus ojos. Recuerda que quien descansa en su labor produce mucho más que aquel que por ella se deja esclavizar.

Novena: Distribuye tu tiempo. Es la única forma de vivirlo a plenitud.

Décima: No olvides que en todo tiempo es preciso Amar, Trabajar, Disfrutar y Leer.

Si sigues las diez normas tuya será la tierra prometida. Un nuevo Edén será tu hogar y a la muerte habrás vencido. Quien sabe aprovechar el tiempo va camino a la inmortalidad.

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