Oración del día
22 de mayo de 2024
Gracias por todas las bendiciones que me dispensas, especialmente, el don de la vida.
Aquí estoy como leproso que corre a
esconderse de las miradas inquisidoras. Ante ti lo reconozco, padezco la lepra
del pecado. Todo mi ser se avergüenza ante tu presencia inmaculada y mis labios
te suplican: Ten piedad de mí. Siento en mi alma la ignominia. Me duelen los
ríos de sangre que corren por las calles. En mi semblante se advierten los
sentimientos del asesino. Perdóname, por negarme a aceptar que tú eres real.
Tan real como el sol que avasalla con su luz la enorme montaña y deja su
imponencia desnuda para que quien tenga ojos la contemple. Perdóname, por
mostrarme indiferente ante la lepra que padece el mundo. Perdóname, por cerrar
los ojos para no ver los horrores de la guerra y por confabularme con los amos
de la muerte para impedir que brille la blancura de la paz. Perdóname, por
desconfiar de tu presencia real entre nosotros.
Hoy, es mi deseo, ofrecerte esta plegaria
que nace de lo profundo de mi corazón. Sé que la oración de un corazón abatido
y humillado tú, mi buen Señor, no la desprecias. Sólo te repito, avergonzado,
esa suplica que aquellos que padecían lepra y te gritaban para que tú los
curaras: “Jesús, Maestro, ten piedad de nosotros.” Y tú resucitaste, Tú los
curaste y eres real y escuchas a quien humillado reconoce su lepra y te pide
perdón. Cúrame de todos mis males. Amén.
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