Del Nobel de Paz



Nunca la paz en Colombia había despertado tantas contradicciones. En épocas pasadas se anegó en plumas de palomas y en banderas tricolores sin que estos gestos conmovieran y el país siguió aportando muertos y víctimas que tenían que refugiarse bajo los aleros de la miseria. Los medios de comunicación hallaban mucho material para sus noticieros bajo los escombros de pueblos destruidos por los cilindros bomba y la paz como una peregrina perdida deambulaba por caminos y veredas hechos con sangre estéril en la fecundidad de las montañas.
Hasta el incienso en las iglesias se hizo peligroso y ya nadie estaba seguro aún poniéndose bajo el amparo de Dios. Y no es una blasfemia o pregunten dónde quedaron tantos cadáveres en Bojayá. Y es que nuestro buen Padre no se mete en las mezquindades de sus hijos y respeta siempre el legado de la libertad. El no nos ataja pero si le imploramos nos puede dar fortaleza y sabiduría para sortear la dificultad, también llamada tentación o inclinación hacia el mal.
Pero volvamos a la ruta que nos habíamos trazado. Hoy nos despertaron los bombos y platillos que anunciaban que nuestro presidente era el nuevo Nobel de Paz. Algunos tomaron la noticia como un guiño de la comunidad internacional a los esfuerzos hechos en La Habana durante más de cuatro años y otros, como brisa fría que dejaba Mathew que no había permitido madrugar a las urnas el pasado domingo.
En conclusión, la paz es el personaje que se quiere hospedar en estas tierras bendecidas pero necesita que abramos nuestros corazones al perdón y abracemos al hermano, como la oveja perdida o el hijo que habíamos perdido y ha regresado. No seamos como el hermano mayor que se enfada porque hay fiesta en casa porque el equivocado desea regresar. Dejemos las mezquindades y salgamos llenos de gozo a decir bienvenidos los que desean ser garantes de una verdadera paz con justicia social. No dejemos ir esta segunda oportunidad sobre la tierra como lo dejó escrito el otro Nobel. 
NOTA. Espero que hayas llegado hasta aquí en la lectura y si estás de acuerdo conmigo, por favor, lleva este mensaje a otro colombiano de buena voluntad.

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