Oración del día
22 de febrero de 2022
Padre Celestial:
Gracias por este maravilloso amanecer que nos otorgas. En el libro del Eclesiastés (10:19) leemos: “El dinero sirve para todo”, pero poseer dinero en abundancia no garantiza la felicidad ni asegura la vida eterna. Tú Hijo, Jesús, nos dijo: La vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee. (Lucas 12:15). Como consecuencia salta una pregunta que debe inquietarnos: ¿Sería más feliz si consiguiese más dinero? La vida me responde con hechos. Hace poco una vecina lloraba la pérdida de su hermano porque se ganó una lotería y por robarlo lo mataron.
Mucha gente rica vive entre
bienes, pero expresan su insatisfacción ante las cosas. Somos como niños que
deseamos un juguete y al tenerlo expresamos júbilo, pero luego nos cansamos de
jugar y lo dejamos abandonado en un rincón. La posesión, el consumo y la
diversión que proporcionan las cosas no llenan el espíritu humano. Mas bien
generan tensiones, amarguras y dolores. Somos víctimas de las ilusiones que
proporcionan las cosas. En el Eclesiastés más adelante leemos: “No negué a mis
ojos ninguna cosa que desearan, ni aparté mi corazón de placer alguno, porque
mi corazón gozó de todo mi trabajo (…) Todo era vanidad y aflicción de espíritu”.
Esta conclusión nos lleva
preguntar por las verdaderas riquezas y Jesús responde: “No os hagáis tesoros
en la tierra… sino haceos tesoros en el cielo. (Mateo 6:19-20). El dinero es
necesario, pero tengamos en cuenta que “vuestro Padre celestial sabe que tenéis
necesidad de todas estas cosas. Mas buscad primero el reino de Dios y su
justicia y todas estas cosas os serán añadidas. (Mateo 6:32-33). Pidamos en
este nuevo amanecer a nuestro Dios sabiduría para aprender a escoger entre las
ilusiones del mundo y las verdades que al aceptarlas y vivirlas conducen a la
vida eterna. No seamos necios y escojamos lo mejor. Amén.
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