6 de junio de 2025
Padre Eterno:
En este amanecer
recuerdo que tu amado Hijo enseñó al
género humano su misión y su fin último. Fue él quien dijo de qué le sirve al
hombre ganar este mundo si pierde su alma. Él, Verbo de Dios, expresó en profundos
consejos y parábolas tu santa voluntad como Dios invisible y antes de morir nos
ordenó que nos amáramos como hermanos. Hermanos no nacidos de la carne, sino
del Espíritu Santo. Toda palabra de los labios de Cristo –tanto si se trata de
palabras dirigidas a un discípulo o a un contradictor, tiene la finalidad de
beneficiar al ser humano. Cristo advierte, explica, corrige, consuela,
persuade, y en su amor misericordioso ora por quienes son sus discípulos para
que no sean condenados al suplicio eterno por desatender sus preceptos. Sus
palabras siempre tienen un significado de vida eterna y buscan trazar el camino
que conduce hacia la visión beatifica.
Señor Jesús, en este día que nos concedes, envía sobre
nosotros tu Espíritu para que podamos comprender el mensaje del Evangelio.
Danos la sabiduría y fortaleza para que podamos hacer realidad tu Reino de amor
en medio de nosotros. ¡Qué difícil es para nosotros amar! Permite que en este
día nuestras acciones tengan el sello del amor y que todo cuanto hagamos sea
para honor y gloria del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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