Oración del día
11 de junio de 2025
Señor y Dios nuestro:
Gracias por este amanecer que me das para contemplar tu obra y tus bendiciones sobre mi familia.
Tú sabes que muchas veces cuando oro tengo que luchar
contra mis inclinaciones naturales. Hay ocasiones en que el desconsuelo es
mayor que la necesidad de hablar contigo. A veces, la fe está tan débil que
hasta pienso que es inútil que implore tu protección y que de nada sirve rezar.
Pero aún en tales circunstancias te pido que me regales la inspiración de tu
Espíritu Santo para que pueda comprender las enseñanzas de tu Hijo, que también
se sintió abandonado, como aquella tarde en que su cuerpo colgaba del madero de
la cruz. Enséñame a soportar ese vacío y aumenta la necesidad de ti y no dejes
que la amargura de mi alma se imponga. No dejes que mi ser se doblegue por la
apatía que emerge de las circunstancias adversas, incluso la muerte de
familiares y amigos. Con la violencia esparcida por el mundo no se halla un
lugar seguro para implorar tu misericordia, ni siquiera tu templo, y en tales
condiciones, pienso, es mejor quedarme indiferente, pero tú me pides que siga
caminando sin desfallecer. Por eso te pido que allanes mi camino, que me
concedas los dones de la paciencia y la fortaleza para no caer en los parajes
de la desesperación. Que no escoja la indiferencia ante el dolor ajeno cuando
tú me pides que deje fluir en mi ser el sentimiento del amor. Que, en este día,
bendiga la vida y salga lleno de entusiasmo a saludar el día. Que mi tristeza,
Señor, se convierta en alegría y la pueda irradiar como si fuera un sol. Y que
mi oración llegue a ti como alabanza, como incienso que arde en el calor de mi
corazón. Que en tu misericordia me protejas como al polluelo que siente la
seguridad del nido. Que tú, Padre Celestial, bendigas este día y a este pecador
que implora tu perdón. Amén.

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