Oración del día
Señor:
Cada despertar es una oportunidad para decirte gracias por la vida y la salud, por ser nuestro amigo, pero sobre todo por tu bondad y misericordia. Sin embargo, no niego que amo la vida. A veces, olvido que los placeres que la vida ofrece se acabarán. Nada me podré llevar de las cosas que me rodean y que defiendo como si formaran parte de mi cuerpo.
Es
difícil aceptar lo que el apóstol Pablo, estando en la cárcel, escribió: “Deseo
partir y estar con Cristo, lo cual es mucho mejor”. (Filipenses 1:23).
Ayúdame
a comprender que el deseo compulsivo de poseer y rodearme de cosas materiales
hace más pesada mi existencia y dame la sabiduría para comprender que debo
compartir con el necesitado. Serán mis buenas obras las que me pueda llevar en
la hora en que Tú me llames. Perdóname porque los placeres de este mundo me
enceguecen y no me dejan verte. Esa avaricia me enferma, pero no me doy cuenta.
Por eso hoy me acerco a Ti, Señor Jesús, como ese leproso que después de verse
sano viene a darte gracias. Deseo escuchar de tus labios: “Levántate y vete. Tu
fe te ha salvado”. Amén.
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