Oración del día
2 de diciembre de 2024
Señor Jesús:
Muchas veces, Padre celestial, siento que mis
fuerzas me abandonan. Veo a la soledad que llena de tristeza mi alma. Otras
veces, la enfermedad, hermana de la muerte, me visita con la intención de
hospedarse en mi cuerpo.
Entonces, yo afligido te invoco, para no
desesperarme, para recobrar la salud.
Pero confieso que hay momentos en que dudo de tu
presencia, en que no te veo con toda claridad. Me sumo en el abandono y el
dolor y no sé qué hacer.
Mas hay momentos en que desaparece la duda y te
llamo con la seguridad que tiene la montaña en el sol que la ilumina.
Padre celestial, Tu Hijo Jesucristo nos dijo que es
posible renacer a una vida nueva después de haber pasado ya muchas décadas. (Juan
3,4) Si tu hijo lo enseña es verdad tu palabra. Lo acepto para que el peso de
una larga vida de faltas y sufrimientos se esfume como el rocío ante la
presencia del sol.
Ahora sé que ningún corazón es capaz de comprender
lo que tú reservas para los que creen en ti y te aman. Los dones de tu Santo
Espíritu me renuevan.
Ahora que te he alcanzado, ya no te dejaré
(Cantares 3,4). Sea cual fuere el camino que tome mi vida, tú estarás conmigo,
así pase por cañadas peligrosas y abismos de angustia. (Sal. 23) Nada me podrá
ya separar de tu amor y serás mi Pastor y en tu casa viviré por siempre. Amén.
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