Oración del día
27 de
diciembre de 2024
Padre
celestial:
En este nuevo
día te alabo y bendigo. Perdona nuestra omisiones y palabras ociosas. Sabemos
que oyes y escuchas. Ninguna palabra pronunciada por los seres humanos escapa a
tu soberanía. Mentiras, blasfemias, injurias, difamaciones, vulgaridades...
Todas estas cosas son consideradas por Ti, Señor y Dios nuestro, como ultrajes
que comete su criatura. Leemos en el Evangelio que "de toda palabra ociosa
que hablen los hombres, de ella darán cuenta en el día del juicio" (Mateo
12:36). Así que hagamos de nuestras palabras bendiciones y buenos deseos para
los demás. Y que todos podamos decir como el salmista: "Bendice, alma
mía, al Señor, y no olvides ninguno de sus beneficios" (Salmo 103:2).
Dichosos
aquellos cuyos pecados fueron borrados por la sangre de Jesús, los que
depositaron su confianza en el Salvador! No tendrán que ser juzgados, pero eso
no significa que Dios no escuche lo que dicen. Que ninguna palabra inoficiosa
salga de nuestra boca y entristezca a nuestro Señor, quien nos rescató pagando
con su vida (Efesios 4:29; 5:3-4). Más bien agradezcámosle por todas sus
bendiciones y oremos con confianza contándole nuestras necesidades. Él oye
nuestras oraciones, las escucha, está atento y las responde (Salmo 65:2). También
está atento a todo lo que dicen sus hijos entre sí. Le agrada oírlos hablar de
su bondad, de las respuestas a sus oraciones y de la esperanza de estar pronto
con el Señor Jesús. Lo que más le gusta es oírlos hablar del Salvador que
tenemos en común. Para ello es necesario que sus corazones y pensamientos estén
llenos de Él: "De la abundancia del corazón habla la boca" (Mateo
12:34). Claman los justos, y el Señor oye, y libra de todas sus angustias.
(Salmo 34:17) Entonces los que temían al Señor hablaron cada uno a su
compañero; y el Señor escuchó y oyó. (Malaquías 3:16) Que hoy te amemos de
verdad y que nuestras conversaciones sean alabanzas a nuestro Padre y Señor.
Amén.
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