2 de diciembre de 2025
Señor Jesús:
Gracias por el milagro de la vida y por instruirnos a través de tu
Evangelio. Tú nos mandas que no pongamos la esperanza en las riquezas, las
cuales son inciertas, sino en el Dios vivo, tu Padre, que nos da todas las
cosas en abundancia para que las disfrutemos. (1 Timoteo 6:17) El varón que
confía en el Señor, y cuya confianza es el Señor... será como el árbol plantado
junto a las aguas... y no verá cuando viene el calor. (Jeremías 17:7-8)
Nos pones en evidencia que los lirios del campo y las aves del cielo no
tienen esas preocupaciones que nosotros tenemos todos los días que vemos como
los estudios económicos informan que los precios suben y suben y los salarios
son insuficientes para suplir todas las necesidades del hogar.
“Si vosotros, pues, no podéis hacer algo tan pequeño, ¿por qué os
preocupáis por lo demás? Considerad los lirios, cómo crecen; no trabajan ni
hilan; pero os digo que ni Salomón en toda su gloria se vistió como uno de
éstos. Y si Dios viste así la hierba del campo, que hoy es y mañana es echada
al horno, ¡Cuánto más hará por vosotros, hombres de poca fe!…” (Lucas 12:26-28)
Así nos pides que tengamos confianza, que seamos optimistas, que
reconozcamos que nuestro estado de ánimo no debe depender del aspecto material,
de la abundancia de bienes. Tú, Señor, enfatizas que tenemos un Dios
todopoderoso que se ocupa de nosotros en todas las circunstancias de nuestra
vida, que incluso sabe cuántos cabellos tenemos (Lucas 12:7). Se ocupa de
nuestro cuerpo y también de nuestra alma; nos hace partícipes de "toda
bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo" (Efesios 1:3).
Seamos conscientes del inmenso privilegio que tenemos y estemos más tranquilos
y confiemos en el Señor. Pongamos en práctica la exhortación del apóstol Pablo:
"Regocijaos en el Señor siempre", quien para darnos ejemplo decía:
"He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación". Ni la
abundancia ni las privaciones afectaban su tranquilidad, pues tenía su fuente
en ti, Señor, quien lo fortalecía (Filipenses 4:4-13). No temamos a las
circunstancias precarias y dejemos que Dios nos provea. Confiemos en su palabra
y dejemos que su poder infinito actúe en nuestras vidas. Hoy, Señor, aumenta
nuestra fe y danos tu auxilio. Amén.
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