Oración del día
31 de octubre de 2024
Por tanto, lo único que nos pides
para agradar a Dios es que te recibamos en nuestras vidas y corazones. No se
trata de cumplir ritos o esforzarnos en obrar de acuerdo con una ética
determinada para conseguir el favor del Padre. La fe nace de una actitud de
confianza en Dios, quien nos habla. "Así que la fe es por el oír, y el
oír, por la palabra de Dios" (Romanos 10:17).
Experimentar la verdadera
relación con Dios es aceptar su Palabra y ponerla en práctica. La persona que
la recibe con agrado, sin murmurar, halla en ella una respuesta a sus
necesidades. Dios le consolará y le mostrará que los obstáculos y problemas Él
puede resolverlos.
Si dejamos que la gracia de Dios
actúe en nosotros venceremos nuestros vicios, ya se trate de avaricia o amor al
dinero, el deseo de sobresalir a toda costa, la búsqueda del poder para
enriquecernos o incluso los excesos en los placeres de la vida, dizque para ser
felices... Dios nos dará su Santo Espíritu, si se lo pedimos, para que nos guíe.
Conviene en cada mañana encomendar nuestra jornada a Dios para que Él bendiga
nuestras acciones. Leamos y meditemos sus mensajes en la Biblia y pidamos a
Dios su protección para los que amamos y con quienes tratemos durante las horas
del día. El amanecer tiene un sentido diferente cuando comenzamos en nombre de
Dios. Iniciemos el diálogo con Aquel que, a lo largo de nuestra vida, nos invita
a ser agradecidos y a pedir que perdone nuestras equivocaciones. Cuando en su
corazón nazcan las primeras palabras de una oración, por breve y sencilla que
sea, diríjala a Dios. Él escucha la oración de quien lo invoca. (Salmo 65:2).
No dudemos en decir:
Señor, protégenos de todo mal.
Amén.
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