Oración del día
19 de noviembre de 2022
Padre celestial:
Tú eres mi refugio seguro cuando
estoy en peligro, cuando las circunstancias vuelven a las personas y lugares
hostiles. Recuerdo que el rey David cuando era perseguido por su hijo Absalón,
quien quería tomarse el poder, huyó de Jerusalén con un grupo pequeño de
hombres que permanecían fieles a él (2 Samuel 15 -18). Se hallaba en peligro de
muerte. Algunos afirmaban que Dios lo había abandonado. David no era insensible
a esas palabras llenas de maldad, pero tampoco se dejó llevar por la amargura,
el desánimo o la compasión de sí mismo. ¡Clamó a Ti, único Dios! "Con mi
voz clamé al Señor, y él me respondió" (Salmo 3). Él confió en Ti y
experimentó tu consuelo. Tú eres mi refugio, Tú me sostienes, Tú eres mi
escudo, Tú me proteges de las flechas más peligrosas: palabras que hieren y
desaniman, que desean que me separe de Ti y que murmure contra Ti. Son los
"dardos de fuego del maligno" (Efesios 6:16).
“Mas tú, Señor, eres escudo alrededor
de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza... Yo me acosté y dormí, y desperté,
porque el Señor me sustentaba”. (Salmo 3:3-5)
Como David, reconozco mis faltas, soy
un pecador que necesita tu misericordia; te pido el perdón (2 Samuel 15:30).
Quiero caminar a tu lado; mírame y dame tu bendición que desfallezco. Señor, yo
confío en Ti.
David sabía que Dios es fiel: él lo
socorrió. Dios era su seguridad y su gloria. La fe de David se alimentaba del
conocimiento de Dios.
En momentos de peligro digo como
David: "La salvación viene del Señor" (Salmo 3:8). Te pido, Padre
bueno, en este nuevo día, me des fe, paz y sabiduría.
Si Tú me acompañas nada debo temer.
Me acerco a Ti “para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno
socorro." (Hebreos 4:16). Señor, yo confío en Ti. Amén.
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