Oración del día
7 de noviembre de 2022
Señor
Jesús:
Gracias
por este día que nos otorgas. Comenzaremos por meditar y orar contigo para que
presentes al Padre nuestras inquietudes y plegarias.
Hubo en el pasado muchos temores
(epidemias, sequías, guerras, hambrunas...), que originaron en el ser humano
ansiedad, y a veces, terror. En la actualidad se añaden contaminación
creciente, crisis financieras, corrupción política, enfermedades extrañas,
terrorismo, amenaza de guerra nuclear, etc. Para huir de los miedos, más o
menos latentes, ¿cuántos recursos ofrece nuestra sociedad? La enumeración comienza
con medicamentos, alcohol, tratamiento profesional; los estupefacientes son los
preferidos por los jóvenes para hacer frente a sus problemas. No faltan los que
nos refugiamos en el trabajo, algunos pudientes buscan el ocio y los viajes.
Pero todo aquel que confía en Jesús
puede hallar serenidad si lo acepta. En diferentes textos de la Biblia aparecen
imágenes como una torre fuerte, un refugio, un abrigo, un castillo, las que
evocan la idea de un umbral, de una puerta que hay que pasar. Esta puerta es Jesucristo
(Juan 10:7).
“Por nada estéis afanados, sino sean
conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con
acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará
vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús”. (Filipenses 4:6-7)
Él nos permite acceder a esa paz que
tanto anhelamos. Nuestro Salvador murió para que tuviésemos la paz, la paz de
la conciencia porque nuestros pecados Dios los perdonó, incluso la paz del
corazón en las situaciones más angustiosas, porque "Dios está con
nosotros" (Romanos 8:31).
Si creemos en Jesucristo transformaremos
las circunstancias adversas de nuestra vida; si nos refugiamos en su corazón
misericordioso veremos el cambio que se produce en nosotros mismos. Aprendamos,
mediante la fe, a vivir tranquilos y confiados, incluso en los períodos de
inestabilidad e incertidumbre. Recordemos las palabras de Jesús: "La paz
os dejo, mi paz os doy; yo no os la doy como el mundo la da. No se turbe
vuestro corazón ni tengan miedo". (Juan 14:27). Salgamos a enfrentar esta
jornada con la serenidad que produce la compañía de nuestro Dios. Que su Santo
Espíritu nos guíe y acompañe. Amén.
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