Oración del día
8 de marzo de 2023
Padre celestial:
Hoy pongo en mi boca palabras de alabanza para ti, mi Dios. En mis labios pongo la plegaria que se eleva a tu altar como incienso.
Padre
celestial, me acerco a Ti con fe y esperanza. No dudo de que día a día Tú estás
en mi vida colmándome con tu presencia y bendiciendo a todos los miembros de mi
familia.
Tú formaste mis entrañas; tú me hiciste en el vientre
de mi madre. Gracias Señor, por la mujer, depositaria y defensora de la vida.
Dios creador habló y sigue hablando a los seres
humanos. A través del tiempo y en toda la tierra, la naturaleza da testimonio
del poder y de la sabiduría de Dios. "Los cielos cuentan la gloria de
Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos" (Salmo 19:1). "Porque
él dijo, y fue hecho; él mandó, y existió" (Salmo 33:9). "Porque en
él fueron creadas todas las cosas... y todas las cosas en él subsisten"
(Colosenses 1:16-17).
Este universo maravilloso en lo infinitamente grande
como en lo pequeño, habla de la grandeza de su Creador. Ese poder divino
suscita la admiración de quien se detiene a observar su obra, pero a menudo no
penetra su mirada la grandeza de Dios porque no quiere ver con el corazón. No
quiere escuchar el lenguaje que modulan los árboles y las piedras de los ríos.
Sin embargo, Dios declara que el testimonio irrefutable de la naturaleza
responsabiliza a los seres humanos dotados de razón: "Las cosas invisibles
de él (Dios), su eterno poder y deidad, se hacen claramente visibles desde la
creación del mundo, siendo entendidas por medio de las cosas hechas, de modo
que no tienen excusa" (Romanos 1:20). A nosotros no nos corresponde medir
el grado de responsabilidad de las personas que no reconocen ese testimonio,
pero leamos: "Dice el necio en su corazón: No hay Dios" (Salmo 53:1).
Nosotros, criaturas dotadas de una inteligencia, ¿nos atreveríamos a decir
semejante cosa? "Yo soy el Señor, y ninguno más hay; no hay Dios fuera de
mí" (Isaías 45:5). La ceguera espiritual del ser humano consiste en negar
a Dios y no verlo en su maravillosa creación.
Señor, danos sabiduría para comprender los secretos y
leyes del universo que creaste. Ayúdanos a entender que debemos defender la
vida y la paz como bienes superiores que nos conducirán a las moradas
celestiales según el testimonio de su Hijo. Amén.
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