Oración del día
28 de agosto de 2023
Gracias, oh, Padre,
por el milagro del
amanecer. Gracias por la salud. A veces sólo la apreciamos cuando en la veloz
carrera de tantas actividades y compromisos la enfermedad nos detiene para que
el dolor nos dé sus lecciones. Recuerdo que cuando una de las acciones médicas
tenía éxito, Ambrose Paré, gran cirujano de la corte de Francia en el siglo
XVI, decía al entregar el paciente a sus familiares: “Yo sólo lo curé, pero fue
Dios quien lo restableció”. Paracelso, contemporáneo de él, también decía: “Los
incrédulos llaman a los hombres para que vengan a socorrerlos, pero los
cristianos llaman a Dios, y él envía a alguien que les devuelve la salud, ya
sea un médico o Él mismo”. Cuando nos enfermemos agradezcamos a los médicos sus
esfuerzos, pero agradezcamos a Dios la nueva oportunidad que nos brinda.
Nuestras vidas están en sus manos; Él tiene poder para dar la vida o quitarla.
(1 Samuel 2: 6). En la Biblia se lee que cuando el rey Ezequías cayó enfermo
Dios respondió a su oración a través del profeta Isaías quien dijo: “Tomen masa
de higos, y póngala sobre la llaga, y sanará”. (Isaías 38: 1-22). Alabemos a
Dios y agradezcamos la salud de la cual gozamos porque estar sanos es una gran
riqueza que por misericordia de Dios recibimos.
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