Oración del día
3 de febrero de 2025
Padre nuestro:
En este hermoso día invoquemos a Dios para alabarlo. En el libro Deuteronomio 4:7 leemos: "En verdad, ¿qué nación hay tan grande, cuyos dioses se acerquen a ella como lo hace para nosotros, siempre que lo invocamos, Yavé, nuestro Dios?"
A lo largo del antiguo
testamento en la historia de la salvación Dios se manifiesta para guiar a su
pueblo. Pero muchas veces es el pueblo el que se rebela y no hace su voluntad.
En el primer libro de Samuel (capítulo 7) piden al profeta un rey para que no
sea Dios quien los dirija. En otros pasajes lo abandonan para ir a otros
dioses. Pero en el nuevo testamento Jesús se ofrece como sacrificio expiatorio
por el pecado de todos para llevarnos a la vida eterna. En testimonio de su
sacrificio instituye la Eucaristía. A través de este sacramento entramos en
comunión con Dios. "Mientras
comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo: «Tomen y coman; esto es mi cuerpo.» Después tomó una copa,
dio gracias y se la pasó diciendo: «Beban todos de ella: esto es mi sangre, la
sangre de la Alianza, que es derramada por la muchedumbre, para el perdón de
sus pecados." (Mateo
26:26-28). Esto indica que no debemos rechazar el pan que Dios nos da porque si
lo hacemos, moriremos. Hagamos la voluntad de Dios y escuchemos sus palabras y
esforcémonos en cumplir lo que nos dice. Tengamos hoy como guía este versículo
6 del capítulo 4 del libro Deuteronomio: "Si
las guardan y las practican, pasarán por sabios e inteligentes a los ojos de
los pueblos que tengan conocimiento de todas estas leyes; y dirán: ¡Qué pueblo
tan grande! Sólo él tiene sabiduría e inteligencia.”
Señor, danos el
privilegio de sentir tu presencia entre nosotros. Amén.
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