Oración del día
4 de febrero de 2025
Padre nuestro:
Te alabamos y bendecimos en este nuevo día. Incierto es el futuro para el ser humano. Aunque muchas instituciones del orden nacional e internacional hagan previsiones y cálculos según las estadísticas ninguno puede asegurar que el día de mañana nos pertenece. Muchos se ufanan porque de acuerdo con su prospectiva económica todo irá de maravilla. Pero la ciencia y la tecnología humanas no pueden prever otros factores que son imprevistos como enfermedades, terremotos, revoluciones, guerras, Tsunamis, sequías, accidentes, etc. De repente la muerte sale a nuestro paso cuando no la esperábamos. Así Dios manifiesta que es el dueño de la vida y que nosotros, como dice Job, somos simples gusanos. (Job 25:6). En nuestra comodidad y soberbia no queremos admitirlo. Así el día de hoy sea aciago decimos mañana será excelente y todo irá mejorando con el paso del tiempo. Dios derriba la vanidad y la soberbia humanas. “El convierte los ríos en desierto, y los manantiales de las aguas en sequedades”. (Salmo 107:33). El profeta nos recuerda: Yo el Señor, que lo hago todo… que hago volver atrás a los sabios, y desvanezco su sabiduría”. (Isaías 44:24-25).
Sin embargo, aunque tengamos pesares y
desgracias, Dios nos ama. Estos acontecimientos que calificamos de malos son
llamadas de Dios para que lo reconozcamos y aceptemos que estamos de paso. Que
fuimos llamados a la existencia para prepararnos y después vivir una vida feliz
en la presencia de Dios. Debemos estar siempre prevenidos porque ninguno puede
asegurar el día de mañana. Si tenemos confianza en Dios acataremos sus palabras
y seguiremos a su Hijo amado que también vino a este mundo a morir, pero antes
nos dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida; nadie viene al Padre, sino
por mí”. (Juan 14:16). Señor, danos sabiduría para comprender tu santa voluntad
y concédenos una muerte digna. Amén.
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