Oración del día
8 de febrero de 2025
Padre:
Gracias por la brisa
que refresca la mañana. Te suplico que en este nuevo día me acompañes y me
inspires la obediencia que te agrada.
Dos mundos existen.
Este material en el cual confiamos demasiado sin darnos cuenta de que en él
todo es pasajero. Su belleza nos deslumbra y confunde. Este mundo donde habitamos,
además, presenta muchas confrontaciones entre individuos y pueblos. Muchos
deseamos fraternizar, vivir en paz, pero hay también los que aman la violencia
e insisten en la guerra, en intimidar al hermano con armas en la mano para
someterlo y arrebatarle lo que posee. En esta tierra migrantes y desplazados
huyen para salvar sus vidas. Otros, sumidos en la miseria, no pueden ir a
buscar el pan porque este mundo es ajeno para ellos y mendigan o buscan comida
en los basureros.
Tu Hijo nos habló de un
mundo donde el amor es causa de felicidad eterna. En esos parajes están los
ángeles y los que aprendieron a amar a sus semejantes y mediante el servicio
ganaron un lugar junto a Ti. Él nos demostró, desde su nacimiento, que este
mundo es una ilusión a la cual no debemos aferrarnos. Pasó por este mundo
haciendo el bien y por tal motivo fue despreciado, objeto de burlas y
finalmente crucificado.
Con su muerte nos abrió
las puertas de la vida eterna. Él nos transformó de culpables en indultados, de
pecadores en hijos de Dios. Murió para “llevar muchos hijos a la gloria”.
(Hebreos 2:10).
Señor, danos los dones
de tu Santo Espíritu para que podamos someternos a tu voluntad y haciendo el
bien vayamos hacia la patria celestial. Concédenos el privilegio de vivir en
paz y con una verdadera vivencia de la justicia social. Amén.
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