10 de octubre 2025
Señor Jesús:
En este nuevo amanecer escucha mi queja y ven pronto a
consolarme. Tú comprendes mi sufrimiento. Desde lo profundo de mi alma elevo mi
súplica. "Ten compasión de mí que estoy sin fuerzas; sáname, pues,
no puedo sostenerme. Aquí estoy sumamente perturbado, y Tú, Señor, ¿hasta cuándo?"
(Salmo 6:3-4). Concédeme tu gracia para que pueda pasar estos días de
abatimiento sin caer en la desesperación. Oye el clamor de mi voz y mírame con
mucha compasión, pues, confío en ti. (Salmo 38:9). Mi oración y mi dolor son constantes,
pero mi única esperanza eres Tú. No me niegues tu auxilio. “Mi pecado te
declaré, y no encubrí mi iniquidad. Dije: confesaré mi pecado al Señor; y Tú
perdonaste la maldad de mi pecado. Por esto orará a ti todo santo”. (Salmo
32:5-6).
Señor Jesús, Tú eres la
vida. Te suplico que me des salud. Señor Jesús, Tú eres la luz. Te suplico que
me guíes. Señor Jesús, Tú eres el camino al Padre. Te suplico que me enseñes a
cumplir su voluntad. Amén.
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