Oración del día
26 de octubre 2025
Señor:
Gracias por este bello día que me otorgas. Gracias por todas tus bendiciones. Yo creo en tu Hijo, Jesús, “por cuanto permanece para siempre y puede también salvar perpetuamente a los que por Él se acercan a Dios. (Hebreos 7:24-25) En Él fueron creadas todas las cosas... Y Él es antes de todas las cosas. (Colosenses 1:16-17). Creo en tu Hijo eterno, Jesús, el recién nacido que estuvo acostado en un pesebre de Belén, el Hijo de Dios. "Antes que Abraham fuese, yo soy" (Juan 8:58). Por eso digo que tu Hijo es "el mismo ayer, y hoy, y por los siglos" (Hebreos 13:8). Cuando Dios creó los cielos, Jesús estaba ahí (Proverbios 8:27).
En una de sus últimas oraciones, antes
de ser rechazado y crucificado, pidió a Dios glorificarlo con la gloria que
había tenido junto a él "antes que el mundo fuese" (Juan 17:5). No
"tiene principio de días" (Hebreos 7:3), eterno es nuestro Salvador.
Confiemos en su misericordia y acerquémonos a Él con fe.
Jesús se hizo hombre y se ofreció para
la gloria de Dios y la salvación de los hombres. Dios, totalmente satisfecho
con su entrega voluntaria a la muerte, lo resucitó y lo elevó a su gloria, como
Jesús mismo lo había anunciado: "Salí del Padre, y he venido al mundo;
otra vez dejo el mundo, y voy al Padre" (Juan 16:28). Según su promesa,
pronto volverá a buscarnos: "Vendré otra vez, y los tomaré, para que donde
yo estoy, vosotros también estéis" (Juan 14:3). Más tarde volverá para
ejercer el juicio y establecer su reino, "porque preciso es que Él
reine" (1 Corintios 15:25). Cuando su reinado de mil años termine, el
Señor entregará "el reino al Dios y Padre... para que Dios sea todo en
todos" (1 Corintios 15:24, 28). Refugiémonos en este día en su divino
corazón y digamos con plena confianza: Jesús, ten piedad de mí. Amén.

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