Oración del día
30 de octubre
de 2025
Bendigamos
y alabemos
al
Padre de Nuestro Señor Jesucristo que nos ha dado todo su amor en la sangre de
su Hijo para que todos podamos ser sus hijos adoptivos. ¿Quién nos puede amar
más que aquel que nos envió a su Hijo para que muriendo en la cruz nos abriera
las puertas de los cielos y pudiéramos entrar con él al son de arpas y
trompetas? Que no quede la menor duda y que todos los labios proclamen: Dios es
amor. Por ese amor, nosotros pecadores, llenos de júbilo nos acercamos a tu
altar a esperar que nos bendigas como el sol que reparte su luz sobre los
paisajes para engalanarlos y maravillarnos. Recordemos al salmista: “Mas Tú,
Señor, eres escudo alrededor de mí; mi gloria, y el que levanta mi cabeza… Yo
me acosté y dormí, y desperté, porque el Señor me sustentaba”. (Salmo 3:3-5)
Por
ese amor, te damos gracias y asombrados reconocemos los portentos del universo
como visión anticipada de la gloria prometida a quienes sigamos el ejemplo de
tu Hijo. Por ese amor, te suplicamos que tu misericordia se esparza como el
aire y llegue a nuestros corazones para rebosarlos de la dicha que da el
perdón. Porque eres amor nos atrevemos a decirte con la sinceridad transparente
del amanecer, gracias, Padre, por enviarnos a tu Hijo y a tu Santo Espíritu.
Amén.

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