9 de agosto de 2024
Amado Padre:
Señor, deseamos en este nuevo día glorificarte y pedirte que abras nuestro corazón y entres en él para que sintamos tu presencia.
A
menudo queremos oponer la ciencia a la fe, la razón al conocimiento que nos
brindas, el sentimiento hedonista a la vivencia espiritual. Razón tiene el
apóstol Pablo cuando dice: “El hombre natural no percibe las cosas que son del
Espíritu de Dios, porque para él son locura”. A veces, fundamentamos las ideas
en la instrucción y no en la inspiración que ofreces a la persona que te busca.
Por nuestra falta de fe creemos en la ciencia de los hombres y no en los
milagros que a diario haces en nuestras vidas.
Enséñanos
a obrar conforme a tu santa voluntad. Danos sabiduría para entender tus
designios. Es difícil para nosotros no caer en la incertidumbre que el universo
plantea cuando nos interrogamos sobre su origen y la causa de sus maravillas y
leyes a las que se halla sometido desde su creación.
Como
nacimos entre la ignorancia y la duda necesitamos que seas luz en nuestros
caminos. Tú, autor de la vida, danos entendimiento para comprender que cada día
que transcurre es un paso más hacia el sepulcro. La vida se nos va sin
comprender la obra que has hecho para mostrarnos tu poder. (Eclesiastés 3:11)
Perdónanos por confiar más en nuestra razón que en tu Palabra.
Señor,
bendice a nuestros vecinos y a sus familias. Enséñanos a vivir en sana
convivencia. Te lo pedimos en el nombre de tu Hijo, Jesús, quien nos dio
ejemplo de amor al morir por todos en la cruz. Amén.
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