Oración del día
28 de agosto
de 2024
Señor Jesús:
Deseo, en este amanecer, agradecerte mi vida y dialogar contigo para que me instruyas y bendigas mis acciones.
Tú, Hijo de
Dios, recurrías a la oración. Al orar te comunicabas con tu Padre para
sostenerte en pie y sin vacilar, emprender el día. La oración concede serenidad
y confianza. Serenidad porque la presencia de Dios llena de paz el alma.
Confianza porque al orar el poder de su amor se puede respirar. (Isaías 30:15).
Abrumado por
el trabajo y las preocupaciones olvido que Tú eres mi Señor. Perdona mi actitud
arrogante al apartarme de ti para concentrarme sólo en producir. Pero Dios le
dijo: 'Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado,
¿para quién será?' (Lucas 12:20).
Al meditar tu
palabra comprendo que el ideal del discípulo que sigue a Jesús es vivir
liberado de la ambición presente. Es difícil administrar los bienes sin dejarme
esclavizar por los encantos que el dinero proporciona. Ayúdame a vivir con los
ojos puestos en lo fundamental que es la Vida Eterna. En este sentido mi
libertad debe mantener sereno al corazón y no preocuparme por poseer cada día
más. Para los hombres sería una persona de éxito, pero para Ti, no sería más
que un necio.
Dame, Señor
Jesús, la sabiduría de tu Santo Espíritu, para centrar mi vida, tomar sabias
decisiones para alcanzar los ideales de tu Evangelio y dar el mejor cauce a mis
energías. Permíteme vivir de manera responsable y coherente con tu llamado a la
Vida Eterna.
Hoy te quiero
pedir, que, si es tu voluntad, apartes de mí las preocupaciones, vacíos y
desencantos que dejan las cosas y me producen vértigo. Acompáñame para no
sentirme solo en la calle atiborrada de gentes y, te repito, dame sabiduría y
fuerza para obrar conforme a la voluntad del Padre. Amén.
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