Oración del día

 


7 de agosto de 2024

Padre celestial:

En este nuevo amanecer es mi deseo bendecir a quien escucha mi plegaria. Así dice el Señor:

"He aquí que yo soy el Señor, Dios de toda carne; ¿habrá algo que sea difícil para mí?" (Jeremías 32.27) Y el Hijo de Dios confirma: “Porque para Dios nada hay imposible” (Lucas 1.37)

Porque en sus palabras creo acepto el poder soberano, absoluto e ilimitado del Padre amoroso para sanar, restaurar, conceder y liberar. Pero, a veces, me falta esa virtud teologal que se denomina Fe. Definitivamente, soy un necio, ¿Cómo no tener Fe en Dios?

La fe en Dios permite superar la prueba, el obstáculo, la enfermedad. Sólo Dios hace posible lo imposible, y la fe en Dios causa milagros. Pero ¿qué es un milagro?

Un milagro es un fenómeno o una acción que no puede explicarse a partir de las leyes y principios naturales. El Padre celestial puede realizarlo porque Él es el Creador del universo y conoce las leyes que lo rigen y puede suspenderlas o acelerarlas según su voluntad. El milagro es una manifestación del amor que siente Dios por sus hijos. Es la repuesta a la súplica y a la oración perseverante. Es la recompensa a la confianza depositada en Dios.

Por eso, no dejaré, en este nuevo amanecer, que nada ni nadie haga flaquear mi fe. Hoy más que nunca confío en Dios. A Él presentaré mi debilidad para que me haga fuerte, mi dolor para que me sane, mi angustia para que me consuele, mi necesidad para que la satisfaga. Hoy me refugio en Dios para que haga posible lo que para muchos es imposible. Hoy seré un testimonio de su gracia y su poder. En el Nombre de Jesús tu Hijo amado, te suplico que escuches mi plegaria y vengas pronto a socorrerme y a perdonar mis equivocaciones. Amén.

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