Oración del día
27 de agosto
de 2024
Tú nos enviaste a tu Hijo, la Palabra hecha carne.
Tú Hijo nos envió el Espíritu Santo. Muriendo en la cruz, Jesús nos dio Vida
eterna. Pero sólo hay una manera de llegar a la Vida eterna: creer en tu Hijo.
Él nos enseñó que debemos servir para ser grandes. Es difícil entender que, a
las expectativas humanas, como las que tenían los judíos de su tiempo, de un
Mesías y Rey poderoso, Jesús nos revela la gloria de Dios en las debilidades e
impotencias humanas. Es lógico que este proceder, manera de amar de Dios, nos
asombre y decepcione. Estamos enseñados a lo fastuoso y a los privilegios del
poder. Muchos que te seguían cuando vieron que exigías el sacrificio y la
abnegación se marcharon. Hoy pasa lo mismo. Sacrificarnos por otro no es
rentable. Es un mal negocio. Queremos obtener utilidades terrenas, efímeras,
materiales, que respondan a nuestros intereses. Cambia nuestra forma de pensar
y ayúdanos a comprender tu lenguaje de donación.
En esta mañana, Padre celestial, nuestro sacrificio
primero es esta oración por aquellas personas que tienen dificultades, por los
enfermos, por aquellos que no tienen un trabajo estable y por tantas personas
que no cuentan con una persona que los ame. Solicito tu gracia para los que te
necesitan y que todos podamos encontrar respuestas en Ti, Padre Celestial. Mira
nuestras vidas y nuestras miserias. Ten piedad de nosotros. Conduélete de la
tristeza y la angustia que nos doblega. Gracias por escuchar nuestras oraciones
y por cuidar de nuestra vida. Por favor, concédeme un hermoso día de servicio a
mis hermanos en Cristo, Jesús. Amén.
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